¿A quién le ganamos?

Germán Chávez Contreras
Rector UCSP – Economista

Sí. Le ganamos a Nueva Zelanda en un partido que nos hizo sentir que somos un país unido, una gran familia, un país que puede vibrar al unísono cuando se tiene un motivo suficiente. Sin embargo, aceptemos que las emociones pueden ser pasajeras y que, para construir una sociedad mejor, hace falta más que eso. Conozcamos algo del país con el que definimos nuestro pase al Mundial de Rusia. Conozcamos a quién le ganamos.

Empezaremos mencionando que en el ranking mundial de felicidad, elaborado este año por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Nueva Zelanda ocupa el octavo lugar —entre 155 países— y está considerado como el mejor país del planeta para establecer un negocio (Doing Business). Más allá de que en 1980 su PBI per cápita era de 8 000 dólares y que para el 2015 ya estaba sobre los 30 000 dólares, los principales atractivos de Nueva Zelanda son sus maravillas naturales y el ser considerado como uno de los países más pacíficos del mundo.

Aunque no siempre fue así. En la década de los setenta, Nueva Zelanda estaba entre los países más pobres del mundo occidental; con una economía centrada en el sector agropecuario, altamente proteccionista y con una elevada deuda pública. La aplicación por más de una década (1984-1995) de un conjunto de reformas estructurales permitió que la economía se abra al mundo, se eleve sustancialmente su ingreso per cápita y mejoren sostenidamente los indicadores de bienestar social.

Las reformas tuvieron que ver con la apertura de la economía, la desburocratización del sector público, la privatización de empresas públicas, la reforma (flexibilización) laboral, la autonomía del Banco de Reserva y la reforma fiscal, con disciplina, en el gasto público.

Mirando ahora la casa, tenemos que el Perú en la década de los setenta vivía su propia odisea en medio de una dictadura y un conjunto de reformas estructurales aplicadas por el gobierno militar de entonces.

Algo hicimos mal o dejamos de hacer, pues en el ranking de felicidad, el Perú ocupa el lugar número 63, quedando detrás de países como Chile (20), Argentina (24), Ecuador (44) y Bolivia (58). No cabe duda de que esta ubicación se debe al estado de corrupción, inestabilidad política e inseguridad ciudadana que se vive en el Perú.

Las reformas que nuestro país necesita no son únicamente económicas. La crisis que experimenta nuestra sociedad es la crisis misma del hombre; es la pérdida de principios y valores humanos. Requerimos recuperar la confianza, fortalecernos en la relación humana basada en el respeto y el amor por el prójimo. Necesitamos demostrar que sí podemos ser un país unido, un país que puede reinventarse para ser más solidario, fraterno y reconciliado.

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