Las lanchas de madera de don Vicente Pomiano

El pescador y hoy artesano fabrica embarcaciones de madera que sirven como adornos en casas de aquellos que, como él, no pueden olvidar el mar. Su trabajo ha sido reconocido por autoridades y medios de la capital.

Vicente Pomiano Rivas, pescador y hoy artesano, fabrica estas lanchas artesanales solicitadas por nacionales y extranjeros (foto Pensión 65).

Christiaan Lecarnaqué Linares

Las manos que ayudaron a Vicente Pomiano Rivas a pescar, hoy le sirven para diseñar pequeñas lanchas de madera artesanales que el visitante lleva desde Matarani, para darle un toque marino a la casa.

Pasó casi toda su vida dentro de estas embarcaciones pesqueras, gobernando el mar de Grau, pescando desde Ica a Ilo, y en la actualidad reproduce en menor escala estas naves en su taller para ofrecerlas al cliente interesado en atesorar un objeto que les recuerde el mar.

Con 75 años encima, Pomiano Rivas (conocido en Matarani más por sus apellidos), dice que aprendió este arte sin que nadie le enseñara el oficio. “Desde chico me gustaba hacer barquitos”, recordó. Miraba, apuntaba los detalles y se ponía a trabajar en estas artesanías. Un pasatiempo que desarrolló mientras trabajaba como pescador. Pero cuando el cuerpo ya no daba para continuar con ese trabajo es que este pasatiempo se convirtió en su principal fuente de ingreso.

En promedio estos botes miden más de un metro.

En su taller, en Matarani, fabrica estas lanchas anchoveteras, como él las llama, a gusto del cliente, en un tamaño promedio de un metro. El día de la entrevista estaba haciendo una de 1.30 metros.

Tarda unos 25 días en elaborarlas, tiempo en que pone su dedicación y pericia. “Me gusta hacerlo bien, que quede bien. Quiero que duren unos 15 años”, comentó.

Sus trabajos son solicitados por gente de la ciudad o Arequipa, pero también del extranjero, como bolivianos que suelen llegar al puerto por otras actividades, pero en ese ínterin se contactan con don Vicente para pedirle una de sus artesanías.

Estas embarcaciones pueden costar entre 600 a 800 soles, dependiendo del tamaño. “Si usted los ve, me dará la razón”. Y en realidad los trabajos son buenos, coloridos y duraderos. Hablan de mucha paciencia y detalle. También han sido destacados por el municipio de la localidad y medios de la capital.

Además de estas réplicas de naves también trabaja haciendo portarretratos, cofres para guardar joyas y con los cachos de los toros elabora otro tipo de adornos, e incluso pequeños barquitos.

También trabaja en joyeros. Además, ofrece toda una variedad de adornos.

Su vida de pescador

Hoy está completamente dedicado a este trabajo, como lo hizo en su juventud con la pesca.

Recordó que desde la adolescencia aprendió a pescar, primero, en una caleta llamada San Andrés en Pisco (nació en Cañete, pero se crio en esta ciudad iqueña) y de ahí empezó a explorar el mar peruano desde ese punto, pasando por Matarani e Ilo. Así pasaba sus días: dominando el mar para extraer sus recursos naturales.

“Al mar hay que respetarlo”, señaló para luego recordar que en una ocasión la pesca de una raya estuvo a punto de doblegarlo a él y sus compañeros. Por poco se hundieron en el mar. “La querían subir a pulso a una embarcación pequeña, pero no se podía. Casi nos hundimos así que la dejamos huir”, dijo.

Pero décadas en el mar le dieron autoridad para sacar los peces y hacerse de un nombre entre los pescadores que trabajan día a día en los puertos de la costa del sur. “Cuando eres conocido y sabes trabajar, te pasan la voz y te llevan”, indicó.

No pudo comprarse su propio bote. Solo trabajó como tripulante hasta los 65 años, edad en que decidió jubilarse y continuar viviendo en Matarani. Aparecieron dolores en la rodilla y columna que lo llevaron a quedarse en tierra, aunque aún conectado con el mar a través de estas lanchas de madera. Bien dicen que uno nunca deja el lugar donde siempre fue feliz.

EL DATO

Si quieren contactar a Vicente Pomiano Rivas, pueden llamarlo al 947772067 o al 957754634.

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