Christiaan Lecarnaqué
Doña Paola Mamani se encuentra sentada en su puesto, muy concentrada pintando con delicadeza figuras de cinco centímetros de un nacimiento de Jesús en miniatura. Su mirada está fija en estas piezas de arcilla que cobran vida con cada trazo de su fino pincel.
“Ya no puedo pintar mucho, joven. Me afectó la vista”, comentó con una sonrisa tímida. Sus lentes de medida apoyan sus palabras. Ella ya no pinta estas imágenes en miniatura, sino que contrata gente para este trabajo.
Ya en confianza, muestra imágenes aún más pequeñas, de apenas dos centímetros, cada una cuesta 50 céntimos.
Aprendió este arte de sus padres y lleva 40 años dedicada a este oficio. Generalmente este tipo de piezas las vende en Navidad, el resto del año ofrece alcancías. “La gente busca cosas nuevas, diferentes. Muchos llevan por mayor”, indicó.
Para cubrir esta demanda de la temporada navideña, ella se prepara durante meses. Contó que, por ejemplo, en un día puede producir hasta 5 mil piezas de una sola figura. Estas se hacen en arcilla o yeso y en medio tienen un pequeño orificio para que escape el vapor mientras están en el horno.
Un nacimiento en miniatura puede costar 10 soles y la gente lo adquiere para adornar un espacio de la casa o la oficina. Si bien se hacen de yeso, esta artesana confía más en la arcilla. “Duran más”, confesó. Aunque también comentó que la arcilla está escasa en Pucará, localidad de donde proviene y que es reconocida por los “toritos de Pucará”.
La vestimenta del Niño Jesús
La misma paciencia se observa en las indumentarias confeccionadas para el Niño Jesús, elaboradas por Mary Tintaya.
Ella ofrece una variedad de trajes de 5 a 50 centímetros para vestir al protagonista de la fiesta navideña.
Hay prendas que destacan por sus encajes dorados o plateados, detalles que les confieren un aire lujoso, mientras que otras son más rústicas, o como ella las llama “tipo Moisés”, las preferidas de los clientes.
EL DATO
Las dos artesanas se encuentran en la feria navideña del estadio Melgar. Doña Paola se ubica en la puerta 14, mientras que Mary está por el lado Norte, en la puerta 5A.
De joven, a sus 22 años, aprendió a confeccionar estos trajes y su pasión por este trabajo la ha motivado a viajar hasta Bolivia en busca de las telas necesarias. Aunque los encajes se venden en Arequipa, en ese país se cotizan a mejor precio.
Ella también se prepara todo el año para vender sus productos en esta temporada. Sin embargo, no está sola, ya que sus hijos universitarios, dos futuros ingenieros y una economista, la ayudan ofreciendo la mercadería en otros puestos de venta.
Mary también confecciona estos trajes a pedido, especialmente durante las celebraciones del Divino Niño Jesús. Las ventas obtienen su punto máximo en Navidad.
