Equipo multidisciplinario en reciente taller contribuyó a mejorar la autoestima de 200 adolescentes.
Gardenia Capa
Hace más de siete años nació Estudio Color, una asociación conformada por siete mujeres, cada una con un talento distinto, pero todas con las mismas ganas de solucionar problemas sociales a través del arte.
Algunos lo llaman arteterapia, pero en otras ciudades ya se le conoce como mediación artística, es decir, el arte deja de ser un curso más en la educación de los niños y los jóvenes para convertirse en una herramienta u objeto mediador para la intervención socioeducativa y fomentar, por ejemplo, la resolución de conflictos, la resiliencia y la mejora de la autoestima.
En base a este concepto, las educadoras, psicólogas y artistas plásticas de Estudio Color han creado, para servir a la sociedad arequipeña, diversos talleres que mezclan el juego y el arte. Ellas ofrecen talleres técnicos y de experimentación para niños y adultos, dinámicas y sesiones de juegos para fiestas y la mediación artística en colegios.
Anaisa Cornejo Rojas es una de las líderes de este equipo de trabajo. Sus estudios en mediación artística han ayudado a que el propósito de los talleres sea el cambio social. “Queremos ayudar a que los niños, y también los adultos, se desarrollen de manera plena en la vida; que sepan manejar sus emociones y que utilicen el arte como una herramienta de autoconocimiento”, explicó.
Taller del sí y el no
Entre tantos problemas que afronta nuestra sociedad, el embarazo adolescente fue uno de los que más les llamó la atención. Anaisa, junto a Raiza Aldazábal, Nickole Zanabria y Linsy Gutiérrez, investigaron sobre este tema y encontraron que el 87 % de los embarazos imprevistos en nuestro país se dan en jóvenes menores de 18 años.
Para revertir esta cifra, las especialistas en psicología, educación y arte consideraron importante, y más útil que un libro de educación sexual, elaborar y ejecutar un proyecto para mejorar la autoestima de las adolescentes, aprender a tomar buenas decisiones y promover un proyecto de vida, utilizando como herramienta la mediación artística.
En el 2018, desarrollaron un proyecto piloto con un grupo de jóvenes voluntarios. Esta experiencia tuvo resultados positivos, por eso, este año, decidieron aplicarla en tres colegios de Arequipa: en Alto Cayma, Hunter y el cercado.
“El título que le hemos puesto a este proyecto es Taller del Sí y el No porque uno de nuestros objetivos principales es que las adolescentes aprendan a conocerse a sí mismas para luego, con seguridad, dar respuestas como ‘esto quiero, esto me permito y esto no’”, explica Anaisa.
En el taller, participaron 200 adolescentes mujeres de 14 a 17 años de edad. El proyecto se dividió en 8 módulos. En el primero, fueron evaluadas para conocer sus relaciones interpersonales, sus sentimientos y sus pensamientos. Se les aplicó un cuestionario personal para reconocer la autoestima y una prueba de conocimiento sobre el acceso a la salud sexual.
El espacio seguro
“La mediación artística nos ha permitido trabajar en tres ámbitos: educativo, social y psicológico. Usamos diferentes lenguajes artísticos y en cada taller tenemos un objetivo específico”, cuenta la psicóloga Raiza.
Trabajar con esta herramienta permite crear un espacio seguro; y quizás es esa la diferencia más importante entre la mediación artística y una clase sencilla de arte. Este taller permitió a las adolescentes realizar obras no necesariamente perfectas, pero sí con un valor auténtico y emotivo.
Los espacios seguros permiten que las personas trabajen sin presiones, sin apuros, con más libertad y seguridad. Esto concluyó en sesiones llenas de aprendizaje tanto para las estudiantes como para las mentoras.
DATO
Este proyecto y sus resultados serán presentados el 23 de agosto en el Centro de las Artes de la Universidad Católica San Pablo. El ingreso es libre. En su página de Facebook Estudio Color o en tallerestudiocolor.com se encuentra información.
Lenguajes artísticos
El proyecto comenzó en mayo y terminó en julio. En la segunda sesión, después del taller de evaluación, las estudiantes, para ejercitar su autoconocimiento, elaboraron collages con diferentes tipos de tela. “En esta actividad, por ejemplo, las chicas aprendieron a valorar a sus familias”, cuenta Anaisa.
El tercer taller fue para fortalecer el autoconcepto a través de dibujos en tela. La siguiente sesión fue para fortalecer el valor del respeto realizando performances y juegos de expresión corporal. En la quinta sesión, las estudiantes experimentaron a través del juego de origami el valor del espacio personal y el consentimiento.
La sexta sesión fue la de la autoaceptación. En este taller, las estudiantes utilizaron los dibujos en tela que hicieron para crear cuentos libres; y en la última sesión reforzaron, a través del teatro, el decir no, una respuesta que a los adultos aún nos cuesta decir.
“Este taller fue uno de los más importantes porque reforzamos en las adolescentes que el decir no no significa rechazar al otro, sino decir sí a lo que cada una quiere”, destacó.
Resultados satisfactorios
En el octavo taller, las adolescentes fueron evaluadas con las mismas herramientas de la primera sesión y los resultados fueron positivos. Las adolescentes mejoraron su autoestima, y su opinión de cómo debe de ser la relación con el otro, explícitamente con una pareja, demostró que las adolescentes aprendieron a valorarse y a tomar decisiones correctas.
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