Juan Pablo Olivares
Aunque el ambiente de las fiestas de Navidad y Año Nuevo suele ser de alegría y esperanza, también son fechas que se relacionan con momentos de estrés, ansiedad y hasta depresión.
Factores estresantes como las aglomeraciones, los gastos extras por las fiestas, la compra de regalos, recuerdos melancólicos, metas pendientes, expectativas sociales e incluso los conflictos familiares, ponen en peligro la salud mental por esta época.
Esto se debe también, entre otras cosas, a que las personas están sometidas a una mayor variedad de estímulos visuales y auditivos.
Equilibrio emocional
Ante esta situación, es fundamental atender la salud y equilibrio emocional. Pero ¿cómo manejar el estrés y la ansiedad? María Elena Ortiz, especialista en Psicología Educativa y de la Familia y docente del Departamento de Psicología de la Universidad Católica San Pablo, sostiene que lo primero que se tiene que hacer es reconocer las emociones.
Es decir, cada uno debe experimentar lo que siente sin juzgarse, tomando en cuenta que es normal tener emociones tanto positivas como negativas en esta época del año. Es también un tiempo de nostalgia.
La psicóloga señala que el fin de año debe tener otra lectura, como la esperanza de que vienen cosas nuevas, nuevos objetivos y buscar alternativas creativas.
Asimismo, la especialista recomienda ser más optimistas y darse un tiempo para sí mismos. “Las expectativas poco realistas de intentar crear o tener una Navidad perfecta o un fin de año ideal, se convierten en una sobrecarga emocional innecesaria que genera ansiedad y estrés”, sostiene.
Organización y prioridades
Otra de las alternativas que propone Ortiz es tener expectativas reales, organizar las prioridades, evitar dar una falsa apariencia, realizar un presupuesto definido para evitar la presión financiera que demandan los compromisos navideños y, sobre todo, evitar idealizar los eventos y aceptar que cada realidad y celebración de las fiestas es diferente.
“Las personas necesitan tener un proyecto de vida, ir reconociendo las metas a corto, mediano y largo plazo. Debemos evitar postergar los pendientes hasta fin de año porque esto genera estrés que no nos va a ayudar a gestionar las expectativas sobre los límites que debemos tener”, explicó.
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Ayuda profesional
Otro de los sentimientos que aflora en estas fiestas es la soledad. Según la especialista es cuando aparece la sensación de vacío, al recordar duelos o la pérdida de algún ser querido. Ante ello, Ortiz recomienda hacer una valoración de las cosas positivas y apuntar a metas afectivas.
“Las fiestas no son como las películas o como uno las proyecta. Uno tiene que aceptar que no siempre se cumple con todas las expectativas familiares o sociales”, sentenció.
Finalmente, María Elena Ortiz recomendó hacer actividades que propicien alegría y satisfacción, asimismo, evitar complejizar estas celebraciones y apoyarse en la familia. Y, si es necesario, buscar ayuda profesional para vivir estas fiestas con una real paz y regocijo.
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