Liz Ferrer Rivera
Roberto tiene 22 años, vive en Tacna y cuenta solo con estudios secundarios. Logró encontrar un trabajo en una municipalidad, en el área de seguridad, sabe manejar la mayoría de herramientas de su celular y todos sus conocimientos sobre tecnología provienen de lo poco que ve en la red.
El sueño de Roberto es estudiar alguna carrera técnica que le permita ganar más dinero. Él pertenece al grueso de jóvenes tacneños y ariqueños (Chile) con bajos conocimientos en tecnologías de la información y comunicación, pero que anhela un futuro mejor. Así lo reveló una reciente investigación publicada en marzo.
En 2024, la Secretaría Nacional de la Juventud (Senaju-Perú) y el Instituto Nacional de la Juventud (Chile) realizaron un estudio que demuestra que los jóvenes con edades entre los 15 a 29 años de Tacna y Arica, presentan competencias digitales básicas muy bajas. Dentro de una escala del 0 al 100, Tacna obtuvo 17 y Arica 12.8.
Ángel Gallegos Pacheco, director de Investigación y Desarrollo de la Senaju, detalla que la investigación se realizó entre agosto y octubre de 2024 y consistió en la entrevista a 1015 jóvenes de ambas ciudades. Fue una encuesta presencial, en los hogares de los jóvenes.
Gallegos explica que, si bien los jóvenes en ese grupo etario son considerados nativos digitales por haber crecido durante el avance de la digitalización, sería un error dar por sentado que están preparados para enfrentar los retos digitales y los problemas asociados a esta era tecnológica.
La importancia del estudio radica en ello: revelar el nivel de las competencias de los jóvenes y sus expectativas laborales en una zona de frontera. La investigación es pionera en su tipo en la demarcación territorial de Perú – Chile.
Cifras
En la investigación se evidenció que el nivel de competitividad digital crece en la medida que los tramos etarios son mayores. En Tacna, los adolescentes que tienen entre 15 a 19 años tuvieron el puntaje de 9.8, los jóvenes de 20 a 24 años lograron 18.4 y aquellos que tienen entre 25 y 29 años alcanzaron 22.4.
Según el género, en Arica las mujeres obtuvieron un puntaje más alto: 14.9 frente a 10.9 de los varones. En Tacna fue distinto, los hombres puntuaron 17.7 y las mujeres 16.3. Cuando se estimaron los puntajes de acuerdo al área de residencia, en ambos países la cifra más alta fue para aquellos que viven en la zona urbana (Arica 13.3 y Tacna 17.6).
Cuando se les preguntó a los jóvenes cómo adquirieron sus conocimientos, en Arica la mayoría lo hizo de forma autodidacta mientras que en Tacna se desarrollaron las habilidades y competencias a través de cursos o talleres.
El 31.7 % de jóvenes tacneños respondió que alguna vez había recibido una capacitación para mejorar sus competencias a través de cursos o talleres. En Arica lo hizo el 21.9 %. A pesar de ello, los jóvenes peruanos eran los menos optimistas, un 42.6 % cree que en el futuro obtendrá mejores sueldos frente al 49.6 % de jóvenes chilenos que piensa lo mismo.
EL DATO
El Fondo Mixto de Cooperación Triangular Chile-España y la Cooperación Española ayudaron en el financiamiento de la investigación. El estudio se realizó en el marco del proyecto de colaboración triangular Chile-Perú-España.

Modelo de evaluación
Óscar Fernández Tapia, profesor del Departamento de Educación de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), sostiene que una de las respuestas a los bajos resultados de los jóvenes, es el modelo de indicadores usados para la investigación. Se trata del Marco de Competencias Digitales para la Ciudadanía Europea (DigComp 2.2).
El DigComp es una herramienta para medir las habilidades digitales en países europeos y a partir de los resultados se puede crear políticas que ayuden a la planificación de iniciativas de educación y formación para mejorar esas competencias.
Este modelo de investigación toma en cuenta cinco capacidades: información y alfabetización digital, comunicación y colaboración online, creación de contenidos digitales, seguridad en la red y resolución de problemas.
“Esas cinco competencias son las que debería tener un ciudadano en el mundo virtual. A los jóvenes peruanos quizá les fue bien en el indicador de búsqueda de información, pero en creación de contenido no. El peruano es más un usuario que comparte o postea, pero no que crea contenido”, explica Fernández.
Además, explica que los bajos resultados también evidencian la escasa habilidad en la vida real. “El mundo real y el digital son dos realidades paralelas. Si en la vida real una persona no respeta las luces de un semáforo, es probable que en el mundo digital tampoco respete las normas de una comunidad”, afirma.
Para Fernández, especialista en tecnología y competencias digitales, los términos de ciudadanía digital aún son poco manejados en la sociedad peruana. Destaca que el peruano está más enfocado en desarrollar habilidades que lo ayuden a producir o trabajar en un área. La finalidad es crear un producto y está alejada de una meta social.
Los resultados del estudio son un primer avance para llegar a esa ciudadanía digital. Con esta información, las autoridades y la sociedad pueden tomar decisiones y trabajar con sus pares chilenos, al tratarse de una frontera con la que se comparten cosas en común. Fernández concluyó que, aunque los resultados son negativos, el uso del DigComp es positivo, pues no se conoce que se haya aplicado en otra región del Perú antes.
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