Un paseo por los que fueron, en el pasado, campos de batalla

Esta pintura representa la Toma de Arequipa. Se aprecian las torres de las iglesias Santa Rosa, Santa Martha y Santa Teresa. También al general Ramón Castilla.

Uchumayo, el parque Selva Alegre y el monasterio de Santa Rosa, fueron algunos escenarios de enfrentamientos internos en el siglo XIX.

Gardenia Capa

¿Cuántas veces hemos caminado por las calles del Centro Histórico de Arequipa sin recordar nuestro pasado? Seguro muchas. La cotidianidad no nos ha hecho valorar algunos lugares, calles o parques que visitamos.

Y no solo en el centro de la ciudad, sino también en algunos sitios ubicados en los distritos de Uchumayo, Paucarpata, Cayma, Chiguata y Socabaya, que guardan en su historia sucesos importantes como algunas batallas que hoy deberíamos recordar para no olvidar nuestro pasado.

En tal sentido es importante reconocer el trabajo realizado en los últimos años por el Ministerio de Cultura —en diversas circunstancias y a través de diferentes fórmulas legales—, para dar valor a aquellos lugares que en algún momento fueron escenarios de estos enfrentamientos, algunos nacionales y otros locales.

En la actualidad varios de estos espacios se usan para peregrinaciones cívicas, algunos yacen olvidados, pero otros forman parte de áreas públicas de calidad y puntos de encuentro muy apreciados por la comunidad.

En esta nota le invitamos a conocer la historia de algunos sitios de batallas que quizás no sabían, ocurrieron en Arequipa. La mayoría de ellos se dieron en el siglo XIX, en una época donde nuestro país vivía guerras internas políticas. Muchas personas murieron defendiendo causas distintas.

La Batalla de Uchumayo

En el pueblo tradicional de Uchumayo, lugar donde se recibe y también se despide a los visitantes de nuestra ciudad, hace 183 años decenas de militares, peruanos y bolivianos, se enfrentaron en la batalla conocida como la Batalla de Uchumayo.

La historia nos recuerda que en 1835, durante la guerra interna en el Perú, el general peruano Felipe Santiago Salaverry se proclama Jefe Supremo de la República, desconociendo al presidente provisorio Luis Orbegoso.

Un año después, Orbegoso pidió apoyo al general Andrés de Santa Cruz (quien era presidente de Bolivia), para derrocar el gobierno de Salaverry y conformar la Confederación Peruano-boliviana. Santa Cruz aceptó y después de tener las facultades para dirigir y mandar a su ejército, ingresó a nuestro país para dar pie a la lucha.

Es así que un 4 de febrero de 1836, el general Felipe Santiago Salaverry llegó a Uchumayo para enfrentarse a las fuerzas del general Andrés de Santa Cruz y luchar en contra de esta confederación.

Aquella vez, junto con las fuerzas restauradoras, Salaverry salió victorioso, por eso hoy en su honor, hay una estatua que lo representa en la plaza principal del pueblo tradicional de Uchumayo y un busto en la cima de un cerro que lleva su apellido como nombre.

Este lugar puede ser visitado sin ningún pago de por medio. El cerro Salaverry se encuentra a un costado del peaje y desde su cima se observan vestigios de la trinchera de aquella batalla y un trecho que en opinión de los representantes de la Dirección Desconcentrada de Cultura en Arequipa, Marko López Hurtado y Mario Torres Pérez, formó parte del camino inca Qhapaq Ñan.

Esta zona aún no está del todo protegida pero algunas autoridades de gestiones municipales anteriores lograron restaurar el puente de Uchumayo y mejorar el camino para visitar el busto de Salaverry.

Este año un grupo de jóvenes escenificó la Batalla de Uchumayo cerca de la ribera del río Chili.
Las calles cercanas al monasterio de Santa Rosa guardan la memoria de cientos de arequipeños que dieron su vida en la Revolución de 1858.

 

 

 

 

 

 

 

 

El parque donde luchó Trinidad Morán

En 1854 la vida del general José Trinidad Morán, vencedor de las batallas de Junín y Ayacucho, transcurría de manera tranquila en la ciudad de Arequipa hasta que el mariscal Ramón Castilla se sublevó contra José Rufino Echenique (en ese entonces presidente de la República) y un enfrentamiento por el poder inició.

A la rebelión del mariscal se sumaron varios líderes de Arequipa que se levantaron contra el gobierno central, por eso Morán (con 58 años), fue elegido por Echenique para frenar el motín que en la ciudad blanca empezaba a ganar fuerza.

Luego de varios enfrentamientos el 1 de diciembre de 1854 el general Morán fue derrotado por el ejército de Castilla y tomado prisionero en una batalla que según el historiador de la Gerencia del Centro Histórico y Zona Monumental de la Municipalidad Provincial de Arequipa, Gonzalo Gómez Zanabria, se habría realizado en lo que hoy conocemos como el parque Selva Alegre.

“El general Morán fue capturado en la batalla por la quinta de Landázuri, ubicada en ese entonces por el parque Selva Alegre, luego fue fusilado en la Plaza de Armas. Su familia rogó para que no lo mataran, pero su muerte ya estaba escrita”, asegura Gómez Zanabria.

Según la tradición arequipeña, a Morán en su camino a la plaza de la ciudad le acompañó una marcha fúnebre, interpretada por el batallón Lima, conocida después como Marcha fúnebre a Morán. Esta misma pieza musical se usa cada viernes santo para acompañar a la virgen de los Dolores en la procesión que sale del templo Santo Domingo.

Hoy en memoria de José Trinidad Morán existe en Arequipa un monumento y su nombre está presente en una de las calles que conducen a la Plaza de Armas.

EL DATO

Sobre los sitios de batalla, Gonzalo Gómez Zanabria recomienda investigar y contextualizar los hechos, proteger estos lugares de la urbanización o invasiones y crear contenidos y espacios de memoria.

El monasterio de Santa Rosa

A los cuatro años de la ejecución de Morán, en las inmediaciones del monasterio de Santa Rosa, ubicado entre la calle San Pedo y pasaje Santa Rosa (Cercado), sucedió otra batalla conocida también como la Toma de Arequipa, protagonizada por presidente provisorio de la República, mariscal Ramón Castilla. Este militar ante la resistencia del pueblo arequipeño, entró a la ciudad invadiendo la iglesia y bóvedas del monasterio de Santa Rosa.

Esto ocurrió en la denominada Revolución de Arequipa de 1856, que luchaba por anular la constitución aprobada ese mismo año. Fue una de las más violentas y largas del Perú.

La Toma de Arequipa sucedió entre el 6 y 7 de marzo de 1858. Castilla y su ejército empezaron el ataque por el Alto de San Pedro. Los militares peleaban casa por casa, pero al final la lucha se concentró cerca del monasterio de Santa Rosa. Se estima que aquella lucha dejó unos 3 mil muertos, la mayoría civiles arequipeños.

Actualmente el Monasterio de Santa Rosa permanece cerrado al público porque hace unos años fue objeto de diversos robos de cuadros valiosos que hasta hoy no fueron recuperados.

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