Deysi Pari
Las billeteras digitales como Yape y Plin están disponibles a nivel nacional para hacer transacciones monetarias y son de uso masivo. Sin embargo, hay sectores de la población que, pese a conocerlas, prefieren no emplear esta tecnología por diversos factores.
A esto se le llama “exclusión financiera digital voluntaria” y fue materia de investigación por un grupo de profesionales de la Universidad Católica San Pablo (UCSP) y la Universidad La Salle. Ellos eligieron las ciudades de El Pedregal en Arequipa y Juliaca en Puno para hacer la indagación.
La ingeniera, economista y docente del Departamento de Ciencias Económicas y Empresariales de la UCSP, Lieslie Gallegos Arias, explicó que todos los entrevistados conocían las billeteras digitales y sabían que su uso podía agilizar sus negocios.
Además, el docente Efraín Chávez Arostegui de la Universidad La Salle remarcó que los entrevistados en El Pedregal y Juliaca tenían el siguiente perfil: personas económicamente activas, dueños de negocios pequeños en mercados o empresas de servicio, de bajo nivel educativo. En total entrevistaron a 40 personas.
¿Por qué no usan billeteras digitales?
Los resultados del trabajo realizado en estas dos localidades señalan que las personas deciden no usar la tecnología de las billeteras digitales por tres motivos.
Un primer factor es la falta de educación financiera digital de los entrevistados. Esta condición no les permite alfabetizarse digitalmente. Por ende, afirmaron que no perciben a estos aplicativos como una herramienta sencilla y accesible. Por todo ello, “consideran que su uso se les dificulta como para considerarlos medios o mecanismos tecnológicos que ayuden en su negocio”, explicó Gallegos.
Por ejemplo, los investigadores preguntaron a los ciudadanos si tenían alguna aplicación de banca móvil en sus teléfones celulares. Ellos responsideron que sí las conocían por el nombre, pero no sabían cómo instalarlas y mucho menos, cómo usarlas.
En muchos casos, pensaban que era necesario tener una cuenta bancaria para acceder a una billetera digital como Yape o Plin.
Un segundo factor identificado por los investigadores es la desconfianza en la seguridad de los aplicativos digitales. La docente Lieslie Gallegos señaló que este fue un motivo recurrente que arguyeron los ciudadanos.
El Pedregal y Juliaca son ciudades con un importante dinamismo económico por su actividad comercial, pero también con una alta informalidad. En consecuencia, los ciudadanos perciben un alto nivel de delincuencia e inseguridad. Por ello, muchos expresaron tener miedo a perder su dinero si usaban las billeteras digitales. Algunos consideran que pueden ser víctimas de estafa.
Gallegos manifestó que este factor puede ser un elemento a estudiar con mayor profundidad, ya que es una barrera real para la inclusión financiera.
Y, el tercer factor que explica por qué estos ciudadanos no usan las billeteras digitales, es la dificultad para disponer de dinero en efectivo.
Los entrevistados respondieron que no querían usarlas porque esto implicaría ir a las entidades bancarias, hacer cola y eso les resulta una complicación adicional. Gallegos señala que este aspecto está relacionado a la informalidad. “El hecho de que el comerciante tenga que ir al banco, lo consideran como un acercamiento o vigilancia del sistema nacional de tributación”, afirmó.
Además, al final del día, los comerciantes están convencidos de que es necesario tener el dinero en efectivo en sus manos, porque el pago a terceros o a sus proveedores se hace de la misma forma. Con ello, se evidencia que el mercado minorista informal aún no está completamente digitalizado.
Investigación busca contribuir a la inclusión financiera
El docente Pablo Quintanilla Bedregal de la Universidad La Salle remarcó que optaron por esta investigación cualitativa para conocer las experiencias y las interpretaciones de las personas, tal cual como ocurren en su trabajo y en su realidad personal.
Por otro lado, el docente Efraín Chávez Arostegui manifestó que el estudio busca contribuir con los responsables de políticas públicas, para crear estrategias que permitan mejorar los niveles de inclusión financiera y, con ello, la calidad de vida de familias de baja renta.
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