Yuri Cornejo: “ser árbitro de fútbol, es todo un arte”

Elegante pero explosivo, el árbitro de 57 años, es uno de los mejores y más carismáticos de Arequipa

Juan Pablo Olivares

Yuri Cornejo, debe ser el único árbitro en el mundo que tiene como ritual —antes de un partido de fútbol—, perfumar sus tarjetas e indumentaria. Asegura que antes de dirigir un encuentro, todo debía estar limpio y ordenado, y —casi siempre— acudía a los estadios con saco y corbata. La pulcritud y elegancia, eran su afán para cada compromiso.

Quizás ni Víctor Hugo Rivera, ni Jorge ‘la Pepa’ Mamani, ni los demás árbitros, se enteraron que quien condujo a Yuri a ser réferi, fue precisamente un colega. No recuerda el nombre del árbitro que motivó su vocación por esta profesión, pero sí la manera en la que vio que el arbitraje, sería el medio para impartir justicia en la cancha.

Talento y justicia

Todo empezó por enseñarle a un árbitro a ser correcto y justo. Yuri jugaba en la Guardia Republicana de la liga de Yanahuara. “Recuerdo que me expulsó de una manera injusta e inexplicable a tan solo minutos del inicio del juego. Indignado, lo miré a los ojos y señalándolo con el dedo, le dije que yo le iba a enseñar a ser árbitro”, dice.

En 1995, Yuri estudió para ser réferi, lo hizo (año y medio) y fue el profesor Fredy Ramírez, quien lo matriculó en la escuela de árbitros, “Venía a mi casa y me paraba frente al espejo para mejorar la técnica y estilo al levantar el banderín o tener la mejor manera de mostrar una tarjeta. Me decían pituco por la manera elegante de mostrar la tarjeta”, recuerda sonriendo.

Técnica infalible

Para Cornejo, el arbitraje es todo un arte. Cuando dirige un partido se siente en las nubes y asegura que no se trata solo de aplicar el reglamento. Aclara que jamás tuvo alguna discusión o altercado con los futbolistas y nunca usó la fuerza para hacerse respetar, eso gracias a una técnica que le resultó infalible.

“Cuando estoy frente a un jugador, jamás bajo la vista, siempre le miro a los ojos cuando le llamó la atención o le saco una tarjeta. Siempre dejo en claro mi autoridad, pero hay formas de tratar al jugador sin necesidad de faltarle el respeto, me considero amigo de ellos”, puntualiza.

Yuri Cornejo, mostró su aptitud de juez desde muy pequeño. Su capacidad de discernimiento y su sentido de justicia, asegura fue una herencia de familia. “Vengo de familia de militares y ellos me enseñaron a impartir justicia. Crecí con esas virtudes. Como en la vida misma, el sentido común también se aplica en el arbitraje, no se puede cumplir siempre la regla al pie de la letra. Uno dirige un partido y en otro momento, manejas el partido”, aclara.

Pero eso sí, para Yuri, tener personalidad y principio de autoridad, no son requisitos suficientes para ejercer el arbitraje. Un requerimiento obligatorio, es haber jugado fútbol, porque según él, el hecho de jugarlo te da la opción de ver si es un ‘piscinazo’ o un penal. “Uno ya sabe en qué momento un jugador va con mala intención o fue pura casualidad”, sostiene.

Sueño trunco

Cornejo pasó todas las etapas necesarias para ser un árbitro FIFA (la máxima categoría); pasó por la tercera y segunda división. Fue asistente en la segunda y primera división profesional. En su historial tiene varias finales regionales y departamentales en la Copa Perú. Lo intentó, pero no se dio.

“En el 2001 tuve la posibilidad de ser árbitro FIFA, pero me pedían que radique en Lima. Lo evalué y pedí estar tanto en Lima como en Arequipa, como pasó con otros colegas, para no perder mi trabajo como contador y no alejarme de mi familia, pero no me dieron esa oportunidad”, confiesa.

Retirado del arbitraje profesional, Yuri incursionó en el fulbito gracias a su colega y amigo Jorge ‘la Pepa’ Mamani. Su primera experiencia en el fulbito arequipeño, fue nada menos que arbitrando el tradicional y desaparecido campeonato de 15 de enero. Cornejo sonríe mientras recuerda su primera vez. “El partido que dirigí fue entre Comercial Leo y Ferretería Misti, eran los dos equipos más ‘bravos’ del torneo, pero logré sacar ‘limpio’ el partido y al final, fui aplaudido por los propios jugadores e hinchas de ambos equipos”, recuerda.

En su primer año, fue elegido como el árbitro revelación y en 1997 y 1998, se convirtió en el mejor árbitro del fútbol arequipeño. Desde siempre, Cornejo disfrutó la sensación de importancia, que —según él— le da ser árbitro, por eso, mientras conversamos en el jardín de su casa, me asegura que siempre intentó ser el mejor.

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