Juan Pablo Olivares
“Ya está. Inscribí a mi hijo en la academia deportiva y otras actividades culturales. Felizmente, agarré cupo y estará en fútbol, pintura y moldeando plastilina”, escribe Bryan, mi amigo de colegio en el grupo de WhatsApp.
“Oh!, lo matriculaste a todo”, respondo algo sorprendido.
“Está bien, así los hijos no estarán de ociosos en la casa. Nosotros haremos natación enero y febrero”, responde Tatiana, amiga y madre de familia de dos hijos.
Somos seis personas en el grupo de WhatsApp donde contamos las actividades que realizamos, planificamos reuniones y compartimos nuestras experiencias y vivencias como padres de familia.
Claro está que en época de verano y acabadas las clases escolares, por lo general, uno de los temas de conversación en el grupo son las llamadas vacaciones útiles. Los padres y madres de familia, deciden invertir tiempo y dinero en talleres y cursos de verano para los más pequeños.
¿Qué tan importantes son las vacaciones útiles para los niños? ¿Es necesario que los hijos participen en diferentes actividades? ¿Qué tipo de actividades deben realizar? Son algunas de las preguntas que se hacen los padres de familia.
Una oportunidad importante
Expertos resaltan que las vacaciones útiles ayudan a reforzar las capacidades intelectuales y emocionales de los menores.
María Elena Ortiz, especialista en psicología educativa y de la familia y docente del Departamento de Psicología de la Universidad Católica San Pablo, sostiene que las vacaciones útiles son una oportunidad para que los niños se desarrollen en diferentes áreas de su vida, principalmente en el aspecto emocional, personal y social.
Dedicar tiempo a actividades extracurriculares como el deporte, la música y el arte permite a los chicos adquirir nuevas habilidades, expandir su creatividad y aprender de una manera autónoma.
“Las vacaciones útiles como tal, son una parte fundamental en el desarrollo integral de los niños y adolescentes, ya que en su periodo de descanso combinan recreación, aprendizaje y socialización, tres grandes aspectos [importantes en la vida]”, explica Ortiz.
Por otro lado, la especialista asegura que unas vacaciones útiles productivas ayudan a reducir el estrés y a lograr un equilibrio emocional. De alguna manera, los menores aprenden a cumplir rutinas, horarios y asumir compromisos.
“Es una inversión en el desarrollo personal y emocional de los niños, porque estas actividades proporcionan experiencias enriquecedoras que pueden marcar una diferencia significativa en su desarrollo”, afirma la psicóloga.
Evitar la sobrecarga de actividades
Animarlos u obligarlos a seguir clases de reforzamiento o nivelación escolar no debería ser la primera opción, salvo que el rendimiento académico haya sido bajo. Caso contrario, Ortiz advierte que tener unas vacaciones demasiado estructuradas, ocasionará en los menores un agotamiento físico y mental. Además, pierden la oportunidad de explorar su creatividad.
En ese sentido, la docente de la Universidad Católica San Pablo, asegura que es importante entender que el juego es una de las principales actividades para el desarrollo social, emocional y cognitivo de los niños.
“No es bueno inscribir al niño en múltiples talleres o cursos porque puede resultar abrumador, dando la sensación de que las vacaciones son igual o más demandantes que la temporada escolar”, aclaró.
De otro lado, manejar de mala manera las vacaciones útiles, genera una exposición innecesaria del menor al estrés, porque pueden llegar a sentir presión por sobresalir en algún curso o actividad o cumplir expectativas externas, y eso afecta su autoestima.
Tiempo en familia
En ese sentido, María Elena Ortiz asegura que la clave está en lograr un equilibrio, donde se combine adecuadamente el tiempo de actividades útiles, con el tiempo para descansar y compartir con la familia.
El espacio y tiempo con los hijos en casa cobra importancia porque es el único lugar donde se trabaja en la educación, el orden, la obediencia y otros hábitos.
De esta forma, posiblemente, el tiempo productivo que tenga la familia para ir al cine, disfrutar del campo, pasear, viajar, realizar tareas del hogar y reforzar los lazos familiares, resulta ser el mejor programa de vacaciones útiles que pueda tener un niño.