Juan Pablo Olivares
Cuando la selección de fútbol de la Universidad Católica San Pablo (UCSP) perdió sus dos primeros partidos en la fase de grupos de la etapa macrorregional de los Juegos Universitarios, muchos dieron por terminada su aventura en el torneo.
Sin embargo, en el partido único de repechaje, el equipo tuvo la oportunidad de reivindicarse y seguir en carrera. En un encuentro electrizante, la UCSP venció por la mínima diferencia a la Universidad Nacional Intercultural de Quillabamba (UNIQ).
Después de esta contienda, nadie más pudo detener a la San Pablo. En los cuartos de final, en un partido sin precedentes, vencieron por la mínima diferencia a la Universidad Católica Santa María. La racha de triunfos continuaría hasta llegar a la gran final.

Compromiso y hambre de gloria
Desde entonces, se empezó a hablar del equipo de fútbol de la San Pablo con admiración, respeto y también con cierta incredulidad, dado que en las participaciones anteriores nunca había llegado a una final ni mucho menos había conseguido clasificar a la etapa nacional. Considerar a la UCSP como candidata al título en esta disciplina deportiva quizás parecía algo atrevido.
Rodrigo Gutiérrez Vega, experimentado arquero de la selección de la UCSP, reconoce que, si bien casi nadie confiaba en la performance que podrían realizar, el hambre de gloria y el compromiso con su casa universitaria fueron la motivación perfecta para dar lo mejor.
“Aunque no pudimos salir campeones, hicimos historia llegando a la final. Fue la gran oportunidad de creer en nosotros mismos y demostrar a los demás que podemos llegar lo más lejos posible”, declaró con una dosis de orgullo.
A sus 24 años, Rodrigo vive sus últimos Juegos Universitarios, dado que por reglamento no se permite que los participantes superen esa edad. Por ello, esta edición fue para el portero la más especial e inolvidable de todas.
“Solo puedo estar feliz y orgulloso por mí y mis compañeros”, señala Rodrigo, que se considera un guardameta con algunas particularidades. Antes del inicio de cada partido, patea dos veces cada poste del arco con el talón, y con las manos hace lo mismo en el travesaño. Realiza este ritual para soltar los nervios y la ansiedad.
Confianza y motivación
Para Gilvan Soares de Lima, entrenador de la selección de fútbol de la UCSP, los Juegos Universitarios marcaron su primera experiencia al mando de un equipo universitario. El estratega, con una vasta experiencia en la formación de menores, reconoció que el equipo andaba algo desmotivado. Sin embargo, aseguró que la clave del éxito fue trabajar en la parte emocional y fortalecer la confianza.
“Siempre les dije a mis jugadores que todo estaba en la cabeza, que vean el fútbol con un 99 % de fe y un 1 % de oportunidad. De esa manera, resucitamos como el ave fénix”, señala sonriendo.
Soares manifiesta que llegar a la final y clasificar a la etapa nacional, más que un logro deportivo fue la excusa perfecta para motivar a los jugadores de cara a lo que se viene y, sobre todo, para que nuevos talentos busquen la oportunidad de integrar la selección.

Plan nacional
En ese sentido, el entrenador planea observar a más jugadores y realizar un nuevo selectivo con el objetivo de fortalecer el grupo y ampliar la plantilla de 19 a 24 futbolistas.
Por ahora, el plantel ha entrado en una etapa de descanso. Los jóvenes se concentrarán solo en los estudios y, a inicios del próximo año, trabajarán en el aspecto físico.
Participar por primera vez en la etapa nacional y aspirar a ser los mejores ya no es un sueño inalcanzable para la selección de la San Pablo. Asimismo, todos coinciden en que el subcampeonato conseguido fue un soplo de aire fresco en una competencia de alto nivel universitario.












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