Juan Pablo Olivares
Sus manos lucen grandes y fuertes, algo muy útil si eres portero o como se les llamaba en el pasado, ‘guardapiolas’. Este es el caso de Ricardo Bettocchi Matallana, quien asegura tener condiciones para el puesto.
Dice que es atajador, que tiene técnica en el juego con los pies y es un líder dentro del campo. “Lo que me falta mejorar, es el juego aéreo”, confiesa. Pero eso sí, aguarda atento para que, cuando le toque, sea parte del primer equipo del FBC Melgar.
Ser suplente es lo peor para los porteros. Saben que solo les tocará jugar, cuando algo malo le pase al titular, ya sea por una lesión, una expulsión o una mala actuación. Desde que llegó al equipo rojinegro (2019), Bettocchi no ha podido debutar con el primer equipo, sin embargo, está tranquilo con su rendimiento y aprendizaje.
“Este año, logré salir en la lista principal del equipo en un torneo internacional, fue en el partido ante Metropolitanos de Venezuela por la Copa Sudamericana. Eso es una señal de que estoy haciendo bien las cosas”, sostiene.
Su primera vez
Su primer acercamiento en el equipo rojinegro, se dio en 2018. Bettocchi, con 17 años, aprovechó las vacaciones escolares y se integró al equipo de la reserva.
La idea (de su padre) era que el joven deportista, pruebe si ser futbolista era su real vocación. La experiencia fue de las mejores y le propusieron quedarse, pero sus padres no aceptaron, Ricardo debía terminar el colegio.
“Fue una gran motivación saber que el club Melgar me quería en su equipo, pero mi papá no aceptó. Estaba emocionado y a pesar de no pude quedarme, siempre pensé en volver”, asegura.
Al año siguiente (2019), Ricardo fichó por el FBC Melgar. Al inicio fue difícil, pero poco a poco se fue adaptando a la ciudad y a sus compañeros. Debutó en el equipo de la reserva, se fue ganando el puesto y atajó con regularidad.
“No es hijo de papá”
El portero es hijo del actual administrador del equipo rojinegro, Ricardo Bettocchi Callirgos y claro, el hecho de ser el retoño del dirigente, hace que todo lo que haga —lo bueno y lo malo— se magnifique, pero el deportista dice estar acostumbrado.
“Estoy tranquilo, porque todo lo que he logrado hasta ahora, es gracias a mi esfuerzo. Me gustaría que la gente vea los entrenamientos y se dé cuenta que doy todo de mí para tener una oportunidad en el fútbol. En el club, mi padre es el directivo y yo un trabajador más. A mí nadie me regaló nada”, aclara.
Por ahora, va paso a paso y está dedicado 100% al fútbol. Sueña con debutar en el primer equipo, llegar a la selección y emigrar al extranjero. Aunque, para que eso ocurra, tendrá que esperar hasta el próximo año y jugar en el torneo de reservas, donde tendría la oportunidad de ascender al equipo profesional.