Raúl ‘Cholo’ Ccanto, estuvo cerca de llegar al fútbol profesional y hoy es un próspero comerciante

La vida lo golpeó pero nunca se rindió. Una lección de vida que debe inspirar a muchos para sobreponerse a los problemas y salir adelante

Juan Pablo Olivares

Imagínate perder a tus padres cuando solo tenías 12 años. Ver a tus hermanos y no tener qué comer y no poder darles nada. Estar ‘muerto’ de cansancio y no tener dónde dormir. A Raúl ‘Cholo’ Ccanto, le pasó todo eso cuando menos lo pensaba. Raúl tenía una familia y un gran sueño: ser futbolista profesional. 

El Cholo, es el tercero de siete hermanos y la vida fue dura para él desde pequeño. Acompañaba a su mamá Rosa a vender zapallos en la esquina de las calles Piérola y Alto de la Luna, en la ciudad de Arequipa. 

Su madre siempre fue negociante, pero a veces no tenían qué comer ni mucho menos una casa propia. La situación empeoró cuando sus padres perdieron la vida en un accidente. Raúl y sus hermanos perdieron a sus progenitores, pero no la fe.

“Desde niño ayudaba a mi mamá a vender en la calle. Éramos ambulantes. Aprendí a vender para poder sobrevivir y luego me las ingeniaba para ir a entrenar. Quería ser futbolista”, cuenta Raúl.

Tras la desgracia que les quitó a sus padres, Raúl también perdió a su hermano mayor. Fue entonces que, junto a su hermana Natividad asumieron la responsabilidad de sus hermanos menores. El Cholo, se las ingeniaba para levantarse de madrugada y así comprar los mejores zapallos para que su hermana pueda venderlos y luego, alistaba a sus hermanos para que vayan al colegio. Cumplidas esas tareas, acudía a sus entrenamientos.

En aquel entonces, él jugaba en el equipo 3 de octubre de la Liga de Paucarpata. Luego pasó al Atlético Simón Bolívar y también vistió la camiseta del Atlético San Martín de Mariano Melgar.

“En esos años, a veces no tenía ni para el pasaje para ir a entrenar. Mi hermana Natividad, es la que me regalaba unas cuantas monedas para asistir a prepararme”, recuerda.

¡Estuvo muy cerca!

Pero el Cholo sería reconocido en el fútbol en 1988, cuando defendió al Piérola en la Liga del Cercado. Raúl, era un delantero muy hábil, fuerte y con un físico envidiable. Sus buenas presentaciones le sirvieron para ser parte del Sportivo Huracán, equipo con el que jugó la final de la Copa Perú en 1996. 

En aquel encuentro ante La Loretana, solo un empate le bastaba al quipo ‘verdolaga’ y al Cholo Ccanto para llegar al fútbol profesional. El gran sueño de Raúl estaba a punto de  concretarse. Pero el fútbol —como la vida— le arrancó lo que más quería.

“Mi objetivo era llegar al fútbol profesional para tener un mejor contrato y así sacar adelante a mi familia, pero nos quedamos con la miel en los labios. Perdimos y solo me quedó seguir trabajando como de costumbre”, narra con nostalgia y algo de pena.

De aquella final en Lima, se habló mucho. Se dijo que el equipo arequipeño se había “vendido”. Lo cierto es que el sueño de ser futbolista profesional, se convirtió en una pesadilla para Ccanto.

Una nueva oportunidad

“Pero Dios siempre te da una oportunidad más”, dice Raúl. Aunque esta vez no fue en el fútbol, sino para encontrar el amor y una familia. El Cholo, conoció a Ana María con quien se casó y emprendieron un nuevo proyecto: la venta de fruta. Tenía que trabajar para vivir o mejor dicho para mantener a su familia.

“Mi esposa tenía un puesto de frutas en el mercado San Camilo, fue ella la que me metió a este rubro. Ahora tengo tres puestos. Nunca he tenido vergüenza de mi trabajo, me siento orgulloso de usar mandil. Vendiendo fruta saqué adelante a mi familia”, cuenta hinchado de orgullo.

Ya retirado del fútbol y con 50 años de edad, Raúl Ccanto, pasa gran parte del día en su puesto de frutas en San Camilo. El Cholo con un cómodo mandil, no solo ofrece la fruta que vende, sino que también regala su humildad y carisma a los clientes. Se convirtió en uno de los engreídos del mercado y en uno de los preferidos por los compradores.

“La vida me enseñó a sobrevivir y a trabajar. Fuimos pobres y humildes, pero salimos adelante. En Navidad y los cumpleaños nunca había regalos ni comida en la mesa. Nos contentábamos con tomar chocolate. Hoy, todo es diferente”, asegura.

Raúl trabaja en el mercado San Camilo, desde hace 26 años. Hasta antes de la pandemia, su jornada empezaba a las 4 de la mañana y terminaba las 8 de la noche. Hoy solo lo hace hasta las 5 de la tarde. El Cholo confiesa que con la llegada del coronavirus, tiene más tiempo para disfrutar de su familia. Raúl tiene dos hijas (Aymé y Yeimi) y dos nietos (Luana y Yeremi). Ahora espera ver cristalizado su sueño de ser futbolista profesional en su pequeño nieto. El tiempo y sobre todo la vida lo dirán…

En tres o cuatros años, Raúl dice que quiere vivir de sus rentas, cumplir más objetivos, quizás incursionar en otro negocio y sobre todo, disfrutar de la vida junto a su familia.

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