Martín Gago, el goleador y campeón de Melgar que puede quedar ciego

El exdelantero, atraviesa problemas económicos y de salud. La pandemia lo dejó sin trabajo y necesita apoyo para salir adelante

Juan Pablo Olivares

A Martín Gago, le aterra la posibilidad de quedarse ciego. Es porque detrás de aquella mirada profunda, la catarata (patología que consiste en la pérdida del cristalino) ataca sus ojos. Si no se opera lo antes posible, la enfermedad avanzará más y el exfutbolista (campeón nacional con FBC Melgar en 1981), perderá la visibilidad. Con un ojo ve algo borroso y, por si fuera poco, también sufre de glaucoma, otra patología que disminuye el campo visual.

“Tengo mucho miedo, porque si llego a perder la vista, me convertiré en una ‘carga’ para mi familia y no quiero eso. Lo peor, es que en los hospitales no hay atención y mucho menos operaciones”, lamenta.

Figura sin trabajo

Gago —nacido en Lima— vive en Arequipa desde hace 42 años; llegó al FBC Melgar en 1979. Aquel año no pudo jugar, porque las reglas del campeonato (en ese entonces) prohibían que un futbolista sea parte de dos equipos en un mismo año. Gago ya había jugado en un equipo de Trujillo.

En 1980 y a pesar de la mala campaña del cuadro rojinegro, Gago fue uno de los delanteros que destacó. En 1981, formó parte del FBC Melgar. “En el 81 jugué casi todos los partidos, pero faltando tres fechas para el choque ante Sporting Cristal, tuve un desgarro muscular”, recuerda.

A Martín le decían ‘el Mago’ y fue el entrenador José Fernández, quien le puso el apodo, debido a su particular forma de tratar a la ‘redonda’. Con algo de nostalgia, dice que hacía malabares con el balón. Además de rápido y veloz, pateaba con ambas piernas. Podía jugar de puntero derecho o izquierdo e incluso de centro delantero.

Ya retirado del fútbol profesional en 1986, Gago estudió la carrera de Educación Física y laboró 30 años como profesor en diferentes colegios nacionales. Se jubiló en el año 2019 y cuando estaba listo para trabajar en colegios particulares, la pandemia le quitó la posibilidad.

Desde entonces, Martín la pasa mal. Se quedó sin trabajo y su pensión de jubilado no le alcanza. Su situación económica lo pone muchas veces en aprietos. “Prácticamente hay que sobrevivir, no queda otro camino. Mis hijos ya están casados y hacen su vida, solo vivo con mi última hija que sufre de retardo mental moderado y tengo que velar por ella”, confiesa preocupado.

Decisión equivocada

Pero el futuro de Martín pudo ser diferente. A pesar de sus condiciones para el fútbol y ser pretendido por Alianza Lima y Universitario, su madre quería que estudie una carrera profesional y así lo hizo. Estudió la carrera de Ingeniería Pesquera, pero la abandonó al tercer año; sus deseos de ser futbolista, pesaron más en él.

Hoy dice estar arrepentido de esa decisión, ya que lo conseguido en el fútbol no se compara con lo que hubiera logrado como ingeniero.

“Me arrepiento de no haberle hecho caso a mi madre. No soy profesional y mi economía no es buena. Todos mis hermanos son profesionales, tienen dinero, viajan y yo no puedo hacerlo porque no cuento con los recursos. De eso me arrepiento”, dice.

Sin embargo y para ser honestos, el no haber estudiado y no tener una carrera profesional, no fueron las únicas causantes de su situación.

A pesar de tener condiciones para el deporte rey, su inmadurez e irresponsabilidad, hoy le pasan factura. “Me gustaba la vida nocturna, decepcioné a mucha gente y aunque el fútbol me quitó la posibilidad de ser alguien [en la vida], asumo mi responsabilidad”, reconoce.

Apoyemos al ‘Mago’

Martín dice que no hay tiempo para mirar atrás. Ahora, lo que más le preocupa es poder operarse de la vista. Ante la imposibilidad de acudir a EsSalud, pensó en hacerlo de manera particular, pero el costo está lejos de sus posibilidades.

“Operarme en una clínica, me costaría en promedio 4 000 o 5 000 soles y eso dinero no lo tengo. He pensado en realizar algunas actividades para juntarlo, pero no es fácil”, lamenta.

Pese a todo, el exfutbolista no pierde la esperanza ni la sonrisa. Mientras se alista para la sesión fotográfica, un amigo le alcanza una camiseta del FBC Melgar, mientras lo saluda y le recuerda lo bueno que fue en el fútbol.

Gago quiere volver a jugar los torneos de fulbito con los amigos, algo que lo hacía feliz. Quiere volver a enseñar Educación Física, porque es su principal ingreso económico. Quiere hacerlo para sentirse vivo y sobre todo útil, aunque por ahora —y ojalá sea por corto tiempo— no pueda.

EL DATO
Cualquier ayuda la pueden canalizar a través del número de celular 957 877 968, el mismo Martín Gago, les responderá.

 

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