Marco Valencia, el ‘camanejo’ que jugaba descalzo en la tierra y ahora dirige al FBC Melgar

Se convirtió en jugador profesional de pura casualidad y no paró hasta lucir esa zurda prodigiosa en varios equipos del país.

Juan Pablo Olivares

Marco Antonio Valencia, usa ropa holgada. Viste un jean, zapatillas, polo, gorra y una casaca oficial del FBC Melgar. Quizás, esta última prenda, la usa para dar cuenta que es el técnico del cuadro rojinegro. Sencillo, sobrio y cómodo es como se muestra Valencia en los partidos que dirige al ‘dominó’.

Valencia estudió a distancia el curso para entrenadores en el Instituto del Deporte Universitario (Idunsa) y se especializó en menores. Trabajó en esta nueva faceta en la Escuela Esther Grande de Bentín (EGB), Sporting Cristal, Alianza Lima y luego en el FBC Melgar para convertirse en el jefe de la Unidad Técnica de Menores.

Ahora dirige el equipo profesional y fue ratificado en el cargo hasta fin de año. Su objetivo es dejar entre 5 a 8 jugadores arequipeños como parte del primer plantel.

“El fútbol entre más simple, es más bello”, dice Valencia, que en sus años como futbolista fue un volante ofensivo y destacó por su envidiable zurda y precisión para pegarle al balón. Fue figura en Alianza Lima y también dejó huella en el FBC Melgar.

Tierra de campeones

Marco Antonio Valencia nació el 1 de agosto de 1971 en Camaná. La tierra del buen arroz, los ricos camarones y deliciosos frejoles, que siempre fue considerada cuna de grandes futbolistas. Muchos de ellos llegaron a jugar en la selección peruana y en el extranjero.

Cuando era niño, Marco Antonio jugaba todos los días fulbito en la famosa cancha del Hotel de Turistas, que primero fue un campo de tenis. Allí el arequipeño Alejandro Olmedo (campeón de Wimbledon en 1959), realizó un partido de exhibición. Después se convirtió en el lugar favorito de Marco Antonio para pegarle al balón junto a sus amigos.

Cuenta Ángel Oropeza, periodista y amigo de Marco, que de niño tenía la costumbre de jugar descalzo. “Toño, de niño era algo gordito y no le gustaba correr, jugaba ‘patacala’ y casi siempre parado, pero ya dominaba de la mejor manera su zurda”, añade.

Camaná, una provincia ubicada a 180 kilómetros de Arequipa, con más de 45 mil habitantes y cuna de cracks, vio nacer a futbolistas que dejaron en alto el nombre de su tierra. Los hermanos Ernesto y Genaro Neyra, Alberto ‘Tico’ Sánchez, Víctor Riega, los hermanos Christian e Ysrael Zúñiga, fueron algunos de los muchos jugadores que salieron de esta tierra bendita.

Sus inicios

Marco Antonio, estudió la primaria en el colegio José Carlos Mariátegui y la secundaria en el tradicional Sebastián Barranca.

Ángel Oropeza recuerda que su amigo, era un alumno aplicado y que le gustaba el estudio, pero más disfrutaba de los amigos y de los partidos de fulbito de todos los días.

Jugó con el Social Deportivo Camaná la Copa Perú y fue el primer y único equipo que defendió en el ‘fútbol macho’. Destacó sobre sus compañeros por la sutileza y elegancia que tenía para jugar con su pierna izquierda; hasta que su buena actuación en un torneo internacional realizado en Camaná, sería el punto de partida de su carrera como futbolista profesional.

¿De casualidad?

Ser futbolista profesional no estaba en los planes de Toño, pero su destacada actuación llegó a oídos de Juan Carlos Oblitas, que en ese entonces era técnico de Universitario de Deportes y lo quería en el equipo. Su hermano Wilmar Valencia —que jugaba en Alianza Lima— fue el encargado de llevarlo a la capital. Ángel (su amigo), dice que Marco Antonio no se adaptó a las pruebas a las que fue sometido en el equipo crema. Además, el ritmo de la capital terminó por desencantar a Toño.

Pero el destino de Marco Antonio estaba trazado. Ángel cuenta que el joven Marco Valencia, decepcionado de su experiencia en Universitario, quería era regresar a Camaná, sin embargo, en 1991, el cuadro íntimo se cruzaría en su camino.

“Marco acompaña a su hermano Wilmar a un entrenamiento de Alianza Lima (ese día realizaban un partido de práctica y faltaba un jugador en el equipo de suplentes) y fue el brasileño Juan Carlos Amaral (que dirigía entonces al equipo blanquiazul), quien le pide a Toño jugar. Se jugó un ‘partidazo’ y ese mismo día, Amaral lo llevó ante los directivos para que firme su primer contrato. De casualidad se hizo profesional”, sentencia Ángel.

Desde ese momento, Marco Antonio Valencia, inicia su exitosa carrera como futbolista profesional. Aquel niño que jugaba descalzo en la calle y campos deportivos de Camaná, trascendió defendiendo a Alianza Lima, Deportivo Sipesa, Sporting Cristal, FBC Melgar y Atlético Universidad.

“Toño, no se olvida de su pueblo. Cada vez que viene, se encarga de armar los partidos de fulbito. Es un tipo humilde y correcto y que cada vez que puede, realiza labores sociales en bien de sus paisanos”, concluye Ángel.

Para muchos, Marco Valencia se convirtió en uno de los últimos símbolos del fútbol romántico y era de aquellos jugadores líricos que prácticamente ya no hay. Es uno de los camanejos más queridos en su tierra y ahora, es el ‘entrenador salvador’ del FBC Melgar, luego de la abrupta salida del argentino Carlos Bustos.

EL DATO

Bajo la dirección de Valencia, Melgar jugó seis partidos en la Fase 1 del torneo. Consiguió 3 victorias ante Alianza Universidad, Atlético Grau y Deportivo Municipal y tres empates con Deportivo Llacuabamba, Carlos Stein y Ayacucho FC.

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