Los profesionales que dejaron todo por el deporte

Esta es la historia de un médico y un odontólogo, que buscan cumplir sus sueños como entrenadores de gimnasia y atletismo

Juan Pablo Olivares

Víctor Castillo y Carlos Reiley, son dos jóvenes profesionales. Víctor es médico y Carlos es odontólogo. Al primero le gusta la música alternativa y la salsa, mientras que Carlos, es rockero. El médico goza de las artes marciales mixtas y el odontólogo, del fútbol.

Los dos tienen pocas cosas en común, salvo una, ambos no ejercen su profesión; el motivo: su pasión por el deporte. Víctor Castillo, es entrenador de gimnasia hace 15 años y Carlos Reiley de atletismo, hace más de dos décadas.

Sueño incompleto

Desde pequeño, Víctor practicó la gimnasia, tenía condiciones, fue tres veces campeón nacional. “Entrenaba muy bien y viajé a Lima para mejorar mi preparación porque aquí no había el material suficiente para practicar este deporte”, recuerda.

Todo iba bien. Víctor se preparaba para lo que sería su primer campeonato sudamericano, pero su madre lo obligó a regresar a Arequipa para postular a la universidad. Ingresó a medicina y empezó su carrera, pero se vio obligado a abandonar la gimnasia. El sueño de ser un gran atleta quedó incompleto.

“Los primeros años en la universidad no fueron los mejores. Yo era deportista y nunca me apoyaron, no podía entrenar y tampoco podía estudiar al 100% y empecé a tener malos hábitos”, confiesa.

Logró terminar la universidad, se tituló pero nunca ejerció. Volvió a la gimnasia, pero esta vez como entrenador. La medicina le gusta mucho pero la gimnasia es su pasión y quiere cumplir el objetivo de ser un entrenador olímpico.

“Dejé escapar muchas oportunidades por no ejercer la medicina, quizás no tuve un estatus social más alto o mejores oportunidades económicas, pero eso no lo es todo. Lo mejor es estar bien contigo mismo, saber a dónde vas y qué es lo que realmente te hace feliz”, afirma.

El entrenador pudo trabajar en el extranjero y es consciente que su trabajo fuera del país es mucho más rentable, incluso como médico estaría mucho mejor, pero no quiere. Asegura que se queda en Arequipa porque hay muchos chicos con talento. Además, quiere ejercer la medicina, pero esta vez vinculada al deporte y así, ayudar a los deportistas en su rehabilitación.

Víctor asegura que la gimnasia, le da una segunda oportunidad de cumplir el sueño de ser deportista olímpico. También le dio estabilidad, constancia y responsabilidad, y aunque su madre siempre le cuestionó la decisión de ser entrenador, él no se arrepiente de nada y es feliz.

Entrenador de casualidad

Carlos Reiley es odontólogo, le gusta su profesión, pero no le apasiona, el atletismo sí. Empezó su carrera como entrenador desde muy joven, a los 23 años, en el colegio San José. Dice que fue de manera casual, ya que solo quería tener recursos económicos para costear sus estudios, pero descubrió su talento para ser entrenador.

Trabajó en diferentes colegios y universidades, y hace más de 7 años, lo hace para la Federación Deportiva Peruana de Atletismo (FDPA). Los primeros cuatro años no cobraba porque sentía que estaba en proceso de aprendizaje. “Al inicio sacaba dinero de mi bolsillo para poder viajar y acompañar a mis atletas a los diferentes campeonatos nacionales e internacionales”, cuenta.

Un mismo sueño

Al igual que Víctor, el sueño de Carlos es ser entrenador olímpico y va tras eso, pero admite tener un gran defecto, y es que no solo quiere que sus atletas sean grandes deportistas, sino también que estudien y sean profesionales, algo que en nuestro país es casi imposible de lograr.

“Para llegar a ser un atleta olímpico, necesitas entrenar de 7 a 8 horas diarias, dedicarte al máximo y prácticamente dejar de lado los estudios, pero por la falta de apoyo a los deportistas, estos deciden solo estudiar”, lamenta.

Pero no solo quiere tener atletas olímpicos, Carlos tiene como objetivo restructurar el atletismo arequipeño por medio de la liga de Atletismo. Su plan es crear una academia para formar nuevos talentos.

Además, al no poder ejercer su profesión —al menos a tiempo completo— Reiley busca aplicar la ciencia y las bases fisiológicas que aprendió de la odontología. Asegura que lo aprendido en la universidad le ayuda en los procesos fisiológicos del atletismo.

Por ahora, el entrenador tiene varios proyectos y apuesta por el deporte base, y si no funciona, reactivarse como odontólogo es otra opción.

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