Jugar al fútbol después de los 60 años: beneficios y riesgos más comunes

Muchos adultos mayores suelen practicar fútbol u otro deporte una vez por semana, pero si no distribuyen bien el tiempo y el esfuerzo físico puede resultar perjudicial

FBC Melgar es uno de los equipos protagonistas del campeonato organizado por Adescam.

Juan Pablo Olivares

Practicar fútbol o cualquier otro deporte después de los 60 años, sin cumplir ciertas pautas o requisitos, puede convertirse en una actividad con un alto riesgo de lesiones, inclusive de muerte.

Este peligro aumenta si sólo se hace deporte una vez a la semana y por lo general una hora o menos tiempo, debido a que, en ese lapso, el organismo realiza un sobreesfuerzo que puede ser perjudicial.

Riesgos y causas

Ramón Mendoza, médico neumólogo, sostiene que uno de los síntomas que presentan los adultos mayores al exigirse en la práctica de un deporte (como el fútbol), es la disnea, que no es otra cosa que la dificultad respiratoria o falta de aire, debido a que el cerebro u otros músculos no reciben suficiente oxígeno.

“Esto se da en adultos mayores que suelen tener patologías previas, como fibrosis pulmonar o han sido adictos al tabaco, entre otros casos”, sostuvo.

Sin embargo, estos síntomas no sólo pueden ser de origen pulmonar, sino también cardiaco. En ese sentido, Mendoza recomienda que los adultos mayores se realicen un electrocardiograma para descartar alguna patología cardiaca y una espirometría, que es una prueba que mide el volumen y la velocidad del flujo de aire en los pulmones.

“Al no realizarse estos estudios, personas con factores de riesgo como hipertensión, tabaquismo u obesidad tienen mayores probabilidades de sufrir un ataque al corazón. Estos exámenes son indispensables”, aseguró Mendoza,

Además de compartir con sus compañeros, la salud física y mental es el objetivo de los adultos mayores.

Prevención y cuidado

Carlos Borjas no toma, no fuma y toda su vida ha practicado deporte. Juega al fútbol desde los 11 años y estuvo en la finalísima de la Copa Perú con Defensor Tacna en 1982.

En sus años mozos fue un delantero velocísimo y con gran habilidad con la pelota en los pies. Hoy, a sus 67 años de edad, lleva una misma rutina: juega al fútbol una vez por semana.

Lo hace todos los sábados desde hace más de diez años en el Campeonato de Fútbol Adultos Mayores, organizado por la Asociación Deportiva Social Cultural Adulto Mayor (Adescam), en el estadio 8 de Octubre de Miguel Grau, ubicado en el distrito de Paucarpata.

Un recinto deportivo que tiene dos tribunas con graderías de concreto carentes de techo, detalle que suele ser cruel para los hinchas y los jugadores en los partidos al medio día, pero esta realidad no embarga la emoción y las ganas de los veteranos jugadores por empezar la jornada futbolera.

No obstante, a pesar de su trayectoria y experiencia, los futbolistas saben que sus movimientos deben ser cautos y casi de memoria, porque un sobreesfuerzo podría ocasionarles una lesión, que por su edad y el trajín en el balonpié, sería peligroso.

Técnica y experiencia

Borjas, por ejemplo, confiesa que tiene una técnica para jugar, lo hace de puntas y evita jugar con la planta del pie en el césped. De esa manera, evita las lesiones, más aún porque adolece de artrosis de tercer y cuarto grado en sus dos rodillas.

“Tuve un tratamiento con células madre. Mis rodillas se fueron regenerando y eso me ayudó, porque ya no podía jugar ni correr. No podía ni doblar mis rodillas”, recuerda.

Ahora juega de defensa, una posición que según el veterano futbolista requiere de menos esfuerzo físico. Juega una hora como máximo y necesita descansar por lo menos 24 horas para volver a jugar un partido de fútbol. Este deporte, asegura, le ayuda a combatir el estrés y lo hace sentir más útil.

“Antes podía jugar hasta tres partidos por día, estaba mejor físicamente, pero con los años me agito más rápido y a veces siento que me falta el  aire”, admitió.

Precauciones y conocimiento

Por su parte, Javier Condori, preparador físico con más de 25 años de experiencia, advierte que si bien se recomienda al adulto mayor hacer deporte, este tiene que ser practicado con las precauciones necesarias.

Eso debido a que, a mayor edad, se va perdiendo masa muscular y si no hay una adecuada preparación o calentamiento previo al juego, estas personas están más propensas a sufrir lesiones musculares como contracturas o desgarros, incluso a la fractura de los meniscos y el talón de Aquiles.

Para evitar tales incidentes, el especialista recomienda no sólo hacer deporte los fines de semana, sino realizar trabajos de fuerza, resistencia velocidad y manejar las capacidades físicas primarias y secundarias, así como dosificar las cargas, durante la semana. “A pesar de ser adultos mayores, sus organismos se adaptan al entrenamiento”, aclaró.

Marcial Rivera, (centro) es un entusiasta deportista, que al jugar fútbol se siente feliz y útil.

Beneficios psicológicos

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una publicación de 2019, a partir de una serie de revisiones de artículos y trabajos de corte científico, se demostró que la actividad deportiva ayuda a detener el deterioro cognitivo en el adulto mayor.

En ese sentido, Ana Lucía Núñez, psicóloga y profesora del Departamento de Psicología de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), considera que el deporte reduce los niveles de estrés y ansiedad, además de generar una sensación de bienestar.

Núñez explicó que la actividad física mejora la calidad de sueño, las relaciones sociales y ayuda a disminuir los niveles de depresión, además, produce diferentes mecanismos en el cerebro que facilitan la voluntad y autoestima.

“La actividad física en el adulto mayor es importante ya que, en el proceso de envejecimiento, aumenta el riesgo de padecer patologías como la demencia y la depresión”, advirtió.

No obstante, la psicóloga aconsejó que el adulto mayor, a partir de una evaluación, debe definir si tiene algún tipo de enfermedad o riesgo para la práctica de algún deporte.

En ese sentido, debe reconocer sus propios límites para determinadas actividades, sin que esto le afecte, por el contrario, saber esta información le ayudará a tener una posición más resolutiva al buscar alternativas (deportes) de acuerdo a su condición y capacidades.

“Esto debe partir del adulto mayor, reconocer y aceptar sus condiciones, posibilidades y riesgos; y desde ahí adaptarse con flexibilidad a una nueva etapa, priorizando sus niveles de salud”, detalló.

Carlos Borjas, a pesar de sufrir de artrosis en sus dos rodillas, es uno de los protagonistas del campeonato.

Amor por el deporte

Marco Núñez, otro entusiasta del fútbol, tiene 68 años, aunque no jugó una final de la Copa Perú como Borjas, defendió los colores del Sportivo Huracán en el fútbol macho en 1977. Y Marcial Rivera, que acaba de cumplir 76 años, aunque no jugó fútbol amateur le pega a la pelota desde niño y tiene las piernas arqueadas, una característica común de los futbolistas.

Los tres son amigos y rivales en el campeonato de Adescam, que reúne a los adultos mayores en la categoría A, que va desde los 60 a 65 años; la categoría B, de 65 a 70 y la categoría C, desde los 70 años a más. En cualquiera de las categorías ya no es tan fácil seguir jugando al fútbol, ellos van a su ritmo y la pelota a otro.

Muchos se frotan las piernas con pomadas para evitar las lesiones, otros se cubren la cabeza con una especie de gorro o redecilla, para proteger su calvicie del sofocante sol.

Al ingresar al campo de juego, algunos realizan cábalas o rituales futboleros, otros miran al cielo y se persignan. Entre tanto, el aliento de los hinchas y las indicaciones de algunos compañeros que fungen de técnicos no cesan, el objetivo es que los jugadores demuestren sus habilidades con el balón y el amor por el deporte rey que llevan adentro desde siempre.

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