Gustavo Olmos, el argentino que se hizo de un nombre en el FBC Melgar

El volante se convirtió en uno de los más queridos y recordados del equipo ‘dominó’ en los años 90

Gustavo Olmos, el segundo de los hincados, desde la izquierda.

Juan Pablo Olivares

En 1990, en plena crisis deportiva y económica dentro del FBC Melgar, un desconocido descubrió el fútbol peruano a través del equipo rojinegro. Era Gustavo Olmos, el volante argentino nacido en Córdoba, que llegó como refuerzo con 24 años de edad. Esta fue su primera experiencia fuera de su país.

El argentino no conocía nada del fútbol peruano ni mucho menos de Melgar, pero no dudó en firmar el contrato que lo ligaba al ‘dominó’ por un año. Al final, terminó jugando seis años en Perú.

“Llegué por intermedio de un empresario en el Belgrano de Córdoba, que se contactó con la gente de Melgar. Ellos necesitaban dos delanteros y un volante. Al primero que contactaron fue a Edgardo Parmigiani, luego a mí y finalmente a Néstor Mordini”, recuerda.

En realidad, reconoce que fueron varias cosas por las que decidió llegar al FBC Melgar. El tema económico y el proyecto que le propusieron fue interesante, a partir de entonces conoció la historia del equipo. “El objetivo era poner al Melgar en un lugar de privilegio y para eso se fijaron en mí, fue un gran reto”, recordó.

El año anterior (1989), el FBC Melgar hizo una mala campaña y la directiva decidió reforzar el equipo con jugadores de primer nivel para volver a ser protagonistas. Además, el cuadro rojinegro cumplía 75 años de fundación y sus Bodas de Brillantes, las celebró con un partido internacional nada menos que ante el Velez Sarfield de Argentina, equipo que tenía como figuras al Pato Fillol, Ricardo Gareca y Diego Simeone.

Su mejor momento

Dice Olmos que, en su primer entrenamiento con el equipo, trabajó el doble y hasta el triple. Estaba seguro que era la única forma de que nadie discutiera su fichaje y así, se ganaría el respeto de sus compañeros y cariño de la hinchada. Se adaptó a la idiosincrasia del fútbol peruano.

“El jugador extranjero tiene que ser mejor que el jugador local, de lo contrario no tiene sentido traerlo de afuera. La directiva hizo un esfuerzo económico y en ese sentido siempre estuve tranquilo con todo lo que di al equipo”, dice.

En su primer año con el ‘dominó’ al argentino le fue bien. Pero el maltrato por parte de los dirigentes y la falta de logística, hicieron que deje el equipo al final de la temporada. En 1991 jugó por el Cienciano del Cusco; luego en 1992 y 1993, lo hizo en el Sport Boys y en 1994 regresó al FBC Melgar.

Fue en su retorno al equipo arequipeño y junto a jugadores de la región, como Pedro ‘Gallito’ Valdivia, Víctor Riega, Luis ‘Puchito’ Flores, entre otros, donde el argentino tendría su mejor año. Fredy Bustamante, técnico de aquel equipo, le dio la cinta de capitán y jugó casi todos los partidos de la temporada, anotó muchos goles y tuvo varias asistencias.

Grandes diferencias

Sin embargo, Olmos marcó dos grandes diferencias en su estadía en el futbol peruano. La primera fue el profesionalismo. “Había muchos compañeros que esperaban el domingo no para jugar, sino para tomar después del partido, por la noche. Eso marcó mucho la diferencia, había una gran mayoría que estaba más interesada en la diversión más que en jugar”, confiesa.

La otra gran diferencia que evidenció el argentino fue el nivel del fútbol peruano. “El ritmo de juego era diferente, su juego es pausado, de buen pie. De área a área se jugaba bárbaro, pero no se terminaban bien las jugadas y eran algo inocentes para el juego fuerte”, asegura.

En la temporada de 1994, a pesar del buen año de Gustavo Olmos, el FBC Melgar entró en una etapa de intrascendencia. Pese a algunos destellos, el equipo se mantuvo a media tabla y no pudo consolidarse. Las campañas no fueron las mejores, de esa manera, Olmos puso fin a su vínculo con el FBC Melgar.

Ahora, dedicado a su empresa de rectificación de motores (en su natal Córdoba), Olmos asegura que el FBC Melgar es parte de su vida. Suele visitar Arequipa periódicamente porque tiene un hijo arequipeño y porque le guarda gratitud al hincha rojinegro. Dice que el Melgar le dio la oportunidad de ser un futbolista reconocido y eso no tiene precio.

Salir de la versión móvil