Juan Pablo Olivares
La rutina de Sebastian Cateriano Paredes, fluye entre los campos de fútbol y la Universidad Católica San Pablo. En ambas facetas, el delantero de 23 años emplea los mismos principios: trabajo, disciplina y humildad.
Ese es el método que le ha dado buenos resultados. En lo académico, está a punto de terminar la carrera de Administración de Negocios y en lo deportivo, es protagonista de la Copa Perú, defiende la camiseta del FBC Aurora y va camino a la profesionalización.
Planificación y empeño
La imagen de Sebastian, es la de un universitario concentrado en los estudios y a la espera de conocer si el fin de semana jugará o no, y es lo único que puede sonar a extravagancia en el día a día del deportista.
Sebastian, no deja ni un detalle al azar, ya sea una virtud o costumbre, planifica sus actividades de la semana. Su día empieza a las seis de la mañana con el equipo atigrado, donde entrena de dos a tres horas y el resto de la mañana aprovecha para seguir ejercitándose de manera particular y personalizada.
En la tarde, cumple con su responsabilidad académica y acude a la universidad. Y antes de que acabe el día, termina enseñando los secretos del fútbol en el Centro de Alto Rendimiento Cultural y Deportivo Olympic – Arequipa, un emprendimiento que fundó junto a sus padres.
Su relato podría ser el de cualquier persona que estudia y trabaja a la vez. Se apuntó para realizar diferentes actividades, sin saber quizás lo que eso significaría. “Tengo una vida bastante agitada y a veces se me hace complicado armar mi horario en la universidad o entrenar. Llevo este ritmo desde hace varios años, pero ya me acostumbré”, asegura.
Fútbol y estudios de la mano
De las tres actividades que realiza (futbolista, universitario y entrenador), asegura que el fútbol es su prioridad, su pasión y el deporte que ha practicado desde niño. Sin embargo, reconoce que no puede dejar de lado el estudio.
Así se lo inculcaron sus padres. Cateriano, ingresó a la Universidad Católica San Pablo en 2017, año en el que salió campeón de la Copa Perú con el Binacional. Sin embargo, la propuesta que le hicieron para continuar en el equipo no le convenía para su crecimiento deportivo y mucho menos en lo académico.
“Sin estudios no hay fútbol, eso lo tengo claro. Así me lo enseñaron mis padres. Debo tener una carrera profesional que me permita salir adelante, no pretendo vivir del fútbol”, confiesa.
Ahora, siente que no se equivocó al elegir ese ritmo de vida y esos objetivos, especialmente cuando sabe que lo aprendido en la universidad lo aplicará en su emprendimiento familiar. Y ni qué decir en el fútbol, Sebastian confía en que llegará a la segunda profesional con el FBC Aurora.
“Mi objetivo como empresa es crear un club de alto rendimiento que saque a deportistas de nivel y bien formados. Y para ello, estudié una carrera afín con los proyectos personales y el de mi familia”, sostiene confiado.
Con los estudios, el delantero está prácticamente en los minutos de descuento. Está enfocado en entregar los trabajos y aprobar los exámenes de las diferentes asignaturas. Dice que está acostumbrado a prepararse de la misma manera para jugar y estudiar.
En el fútbol, Sebastian lleva gritando goles desde los 5 años. Jugó en varios campeonatos de menores y federativos. Desde los 13 años empezó su historia con la Copa Perú. Su primer club y contrato fue en el tradicional equipo de Independencia.
Mide 1,90 m y pesa 82 kilos. Se define como un delantero que juega de 9, pero reconoce que se desenvuelve mejor por los extremos. Su promedio es de 20 a 25 asistencias y de 10 goles por temporada.
Con esas estadísticas, Sebastian sueña con jugar en el fútbol profesional y en las grandes ligas. Es hincha de Sporting Cristal y del Real Madrid. Admira al noruego Erling Haaland y al portugués Cristiano Ronaldo, y trata de emular sus estilos de juego.