Fredy Suárez: el capitán que jugaba con un solo pulmón

El exfutbolista, cuenta cómo una enfermedad casi termina con su carrera en el fútbol, un deporte que le salvó la vida

Juan Pablo Olivares

Fredy Suárez (52), natal de Ilo, llegó al FBC Melgar en 1994. Jugó once temporadas en el cuadro rojinegro, convirtiéndose en capitán y uno de los referentes más queridos por los hinchas. Suárez, jugaba de volante de contención y algunas veces de zaguero central; se caracterizaba por su juego aguerrido, temperamental y su buen estado físico. Su tarea en el campo de juego era ´destruir´ el ataque del rival.

En términos futbolísticos, Suárez se ´comía´ la cancha, estaba en todas las partes del campo y del juego. Solo un jugador que trajinaba todo el partido y  recuperaba la mayor cantidad de balones, tenía que tener tres o cuatro pulmones, decían sus compañeros de equipo.

Un pulmón que valió por dos

Pero no. Suárez, jugaba prácticamente con un solo pulmón.  Le detectaron un quiste hidatídico (enfermedad producida por el estadío larvario Equinococus Granulosus), fue en 2001. El exfutbolista no sabe desde cuándo ni cuánto tiempo había jugado con esa enfermedad, hasta que su rendimiento físico fue disminuyendo. No era para menos, su vida y carrera deportiva estaba en peligro. “De no haberme detectado a tiempo el quiste, este hubiera sufrido una rotura y provocarme una infección”, señala.

Tuvieron que operarlo. Fue una intervención prácticamente de vida o muerte, le extirparon gran parte del pulmón dañado. “Solo recuerdo que entré a la sala de operación con algo de temor. Nadie en mi familia sabía por lo que estaba pasando. Fue un milagro salir de esa operación y poder recuperarme”, narra Suárez.

La recuperación fue lenta y dolorosa. Suárez recuerda que le dejaron dos drenajes y no podía hablar, ni mucho menos hacer algún esfuerzo físico. Poco a poco empezó a caminar y posteriormente a entrenar. “Gracias a Dios, el pulmón se regeneró y pude continuar jugando”, cuenta.

Sueño cumplido

Suárez, empezó a jugar al fútbol en el Mariscal Nieto de Ilo, después de destacadas actuaciones en la Copa Perú, llegó a Arequipa a jugar por el Sportivo Huracán, en 1992. Luego de una temporada fue llamado por el FBC Melgar, el sueño de jugar futbol profesional, estaba a punto de cumplirse, pero lo que le ofreció el equipo rojinegro, decepcionó al joven futbolista.

“Me querían pagar una miseria, mucho menos de lo que ganaba en Sportivo Huracán, no acepté y mi  fui a jugar al Cienciano del Cusco. Con el equipo imperial debuté en la profesional, pero no me pagaron ni un sol. Me estafaron”, recuerda.

En 1994, regresa al FBC Melgar. Jugó once temporadas, donde se hizo de un nombre en el equipo “Siempre fui una persona de retos. En Melgar, jugué hasta lesionado, siempre di todo por el equipo y fui titular con todos los técnicos que tuve”, sostiene.

Aunque nada quebró la voluntad de salir adelante, Suárez asegura que encontró en el fútbol la salvación. El exfutbolista prefiere no imaginarse qué hubiera sido de su vida sin este deporte. “El fútbol formó mi carácter y disciplina, con el fútbol pude sacar a adelante a mi familia y comprarme mi casa. Todo lo que tengo es gracias a mis piernas”, confiesa.

Ahora, con 52 años de edad, se dedica a formar nuevos valores en este deporte. Dice que le apasiona trabajar con niños y jóvenes que sueñan en convertirse en futbolistas. A pesar que ha disfrutado su etapa como futbolista y entrenador, asegura que encontró la felicidad en los pequeños.

“El trabajo con menores no solo se basa en la formación deportiva, sino también en la formación académica y de valores humanos. Para llegar a ser un buen futbolista profesional, es necesario tener voluntad y disciplina”, asegura.

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