Félix Luque, el futbolista que incursionó en el trekking

Después de su inesperado retiro del fútbol profesional, se convirtió en promotor de la caminata al aire libre, sin dejar de lado su trabajo como bibliotecario en la San Pablo.

Para la práctica del trekking, no se necesita de un entrenamiento previo o tener un estado físico perfecto.

Juan Pablo Olivares

“Pensé que mi vida sería el fútbol, pero las lesiones hicieron que me retire antes de tiempo”. Con esa frase, Félix Luque Álvarez recuerda el final de su carrera como futbolista profesional en 2010. Jugó en el Atlético Universidad, pero desapareció de la escena del fútbol de un día para otro, a los 28 años de edad.

Lo ubicaron recuperándose de una grave lesión: rotura del talón de Aquiles. Pero en realidad, ya había abandonado la vida de futbolista que había conocido hasta entonces.

Nueva vida

El exvolante, dio un giro a su vida, estudió la carrera de Administración y Sistemas en el Instituto del Sur (Isur), luego ingresó a trabajar en la biblioteca Víctor Andrés Belaúnde de la Universidad Católica San Pablo (UCSP).

Primero estuvo en el área de atención al usuario y luego pasó a procesos técnicos, que es básicamente la preparación de los libros físicos y toda la plataforma digital para la disponibilidad de la comunidad universitaria.

Al mismo tiempo, se animó a practicar trekking, un deporte de resistencia que consiste en caminar por escenarios naturales. Empezó a hacerlo por diferentes lugares y por iniciativa propia, también lo hizo por la necesidad de hacer ejercicio y para olvidar y superar su inesperado retiro del fútbol profesional.

“Caminaba para relajarme, y preguntarme por qué había dejado el fútbol, sentía nostalgia. Buscaba alejarme de la ciudad, del bullicio e irme al campo o a las montañas”, recuerda.

Al inicio lo hacía solo, luego lo acompañó su mamá porque tenía miedo de que le pase algo. Después de todo, su madre había sido deportista; luego se sumó su padre y hermano. Empezó a caminar en familia, tomarse fotos y subirlas a sus redes sociales y mucha gente y amigos, empezaron a interesarse por la actividad que realizaba.

Luque, jugó en el Atlético Universidad desde los 15 años de edad y logró ascender al fútbol profesional.

Beneficios del trekking

Así, el exfutbolista con la ilusión de un principiante, empezó a conocer un poco más del trekking, de rutas y lugares para explorar. Tanto así, que formó el club Full Trekking 8 y en la San Pablo, creó el Club de Trekking UCSP, un grupo integrado por más de 25 personas entre docentes y personal administrativo.

Con los integrantes de estos clubes, realizó varias caminatas, y siguiendo las reglas y recomendaciones que exige este deporte, realizó su primer gran reto para poner a prueba la fortaleza física y mental: ejecutó el recorrido de 15 kilómetros desde Polobaya hasta Quequeña, un camino que incluyó cataratas, campiña y desierto.

“El trekking ayuda a desconectarte de la ciudad, del trabajo y del estrés. Este deporte te permite convivir en comunidad. En la universidad me ayuda a abrir lazos y conocer mejor a mis compañeros”, asegura.

Para Luque, el trekking puede ocupar un lugar importante dentro del ámbito educativo. Una de las claves, es la planificación para adaptar el tiempo disponible. Desde su punto de vista, esta actividad tiene un fin en sí mismo y también es un medio para realizar otras actividades (deportes).

“Lo importante es establecer un ambiente para que los deportistas se sientan cómodos. En la propuesta didáctica un eje es el plano afectivo, con trabajo en equipo, liderazgo y busca de objetivos”, explicó.

Después de dejar el fútbol profesional, Luque se dedicó a los estudios y a su trabajo como bibliotecario en la Universidad Católica San Pablo.

Reglas y dificultades

En el trekking, los caminos se clasifican por el grado de dificultad, donde principalmente influye el tipo de terreno. El nivel básico es de 5 kilómetros, el intermedio es de 8 a 10 kilómetros y el nivel avanzado es de 11 a 13 kilómetros.

En base a esta clasificación, se pueden modificar los circuitos para evitar el peligro. En este sentido, Luque sostiene que, antes de realizar la actividad evalúa la ruta y el desplazamiento con las características de los senderos a transitar.

Para Luque, el trekking, tiene una regla básica: no dañar, ni contaminar la naturaleza. El objetivo de las reglas es garantizar la seguridad de los caminantes y a la vez  proteger el medio ambiente.

“En nuestras actividades, no existe la competencia, todos caminan a su ritmo. Recomendamos no usar audífonos ni escuchar música, porque el trekking te da la posibilidad de estar en contacto con la naturaleza”, sostiene.

El cuidado del medio ambiente y el contacto con la naturaleza son algunos de los objetivos del trekking.

El trekking que practica Félix Luque no es para competir, sino para divertirse y relajarse después de una semana de trabajo. Por ahora, con el Club de Trekking UCSP, realizan de 4 a 6 caminatas al año por desiertos y campiñas.

El gran reto para este año es hacer caminatas de montaña y poder contar con un grupo más grande en la universidad. Luque está seguro de que el trekking es un deporte que ayuda a mejorar la relación entre las personas, el trabajo en equipo y genera lazos entre la comunidad universitaria.

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