Enrique Ramos, el entrenador de gimnasia que se reinventó

Se quedó sin trabajo debido a la pandemia y ahora, elabora aparatos deportivos y otros artículos en metal y fibra de vidrio

A pesar de la falta de apoyo de las autoridades, Arequipa siempre destacó por tener grandes gimnastas a nivel nacional e internacional.

Juan Pablo Olivares

Enrique Ramos tiene 58 años de edad; 30 de ellos, los dedicó a ser entrenador y formador de grandes gimnastas, como Vera Lucía Gómez, Paola Bautista, Joaquina Gallegos, entre otras, pero la pandemia por el COVID-19 trajo abajo sus planes, se quedó sin trabajo y sin motivación para continuar.

“El año pasado quise entrenar y no me dejaron entrar al gimnasio. Me resistía a dejar de trabajar. El primer año de pandemia fue muy difícil para mí, me deprimí al no poder hacer lo que más me gusta”, confiesa.

El estrés de no poder entrenar a deportistas de alto rendimiento y la falta de apoyo de las autoridades, afectó su salud. No obstante, la pandemia le dio la oportunidad de poner en marcha un emprendimiento que le ayuda económicamente y, sobre todo, lo mantiene cerca del deporte que le apasiona.

“Me estoy dedicando a la fabricación de material y aparatos de gimnasia. Recién estoy empezando. Aprendí a soldar, a trabajar con fibra de vidrio y madera. Es algo que hago para poder estar cerca de alguna manera a la gimnasia”, cuenta.

Problema sin solución

La complicada situación de la gimnasia en Arequipa, siempre fue recurrente. A la falta de apoyo de la Federación Deportiva Peruana de Gimnasia (FDPG) y el Instituto Peruano del Deporte (IPD), la pandemia por el COVID-19 ha puesto en riesgo este deporte. El gimnasio está cerrado. Los deportistas no entrenan y su futuro —así como el de los entrenadores— es incierto.

Enrique Ramos, el entrenador y promotor de este deporte en Arequipa, lamentó que a raíz de la pandemia, no se haya reactivado la gimnasia y peor aún, que la masificación de este deporte se haya paralizado.

“No sabemos si la gimnasia se reactivará o si el gimnasio volverá a abrir sus puertas. Lo peor es que estamos iniciando un nuevo ciclo olímpico y ya estamos contra el tiempo”, lamentó.

A diferencia de otros deportes, ‘recuperar a un gimnasta, luego de estar inactivo casi dos años, es prácticamente imposible. Según Ramos, el estar ‘parado’ por mucho tiempo, hace que los gimnastas lleguen a perder la flexibilidad, el equilibrio, la coordinación y precisión.

“El proceso de recuperación sería [por lo menos] de cuatro años. Es decir, que para los próximos campeonatos nacionales e internacionales, Arequipa no competiría por falta de deportistas”, advirtió.

Su historia

Allá por el año 1981, Enrique Ramos, practicaba la gimnasia en el parque Selva Alegre. Fue ese mismo año que empezó a trabajar como asistente de Ricardo Segura, un reconocido y destacado entrenador que llegó de la ciudad de Lima a laborar en el Club Internacional.

“De 1981 a 1988, trabajé con Segura en diferentes colegios. En ese tiempo la FDPG, envió material para que el entrenador pueda trabajar. Luego en 1989, Segura regresa a Lima y la gimnasia no se volvió a practicar”, recuerda.

Iniciativa propia

Fue entonces que, junto a unos amigos, decidieron —sin experiencia alguna— realizar un torneo escolar. La idea era no abandonar todo el trabajo realizado por Ricardo Segura y evitar que la FDPG se lleve el material y aparatos de Arequipa.

“En 1990, prácticamente se empieza a practicar la gimnasia en nuestra ciudad. Nos fuimos a Cerro Juli. En ese entonces no había agua ni luz, todo estaba vacío, parecía un desierto, sin embargo, fue ahí donde empezó la historia de la gimnasia, fue exactamente en el mes de julio”, explica.

En 1997, la gimnasia en Arequipa tendría un punto de quiebre. Ese año, la ciudad Blanca fue sede de los Juegos Bolivarianos, por tal motivo —cuenta Ramos—, las autoridades deportivas renovaron el gimnasio con material y aparatos nuevos y se dispuso de agua y luz. Fue un cambio para bien.

“Si no realizaban los bolivarianos en Arequipa, la gimnasia habría sido abandonada. Las autoridades se vieron en la necesidad de invertir, aunque después del torneo, quisieron llevarse todo el material, pero nosotros lo impedimos”, asegura.

Ramos (químico de profesión), intentó reactivar la gimnasia de manera virtual, pero fracasó. Asegura que en este deporte, el contacto físico con el deportista es fundamental para su aprendizaje. Es por eso que considera que trabajar mediante una plataforma digital, es engañar a los deportistas.

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