Elisbán Huarca: el kinesiólogo de las manos prodigiosas

Esta es la historia del fisioterapeuta más veterano del fútbol peruano que cura las lesiones en solo dos días. Además, llegó a la selección nacional en 1996

En su larga trayectoria trató a cientos de futbolistas, entre los que destacan los campeones del FBC Melgar de 1981

Juan Pablo Olivares

Elisbán Huarca Salas (80), más conocido en el ambiente deportivo como ‘Huarquita’,  es el kinesiólogo y fisioterapeuta más experimentado de Arequipa. De él se dice que, cuando se trata de curar o aliviar lesiones, lo hace en tan solo dos días.

Eso es gracias a un emplasto (una sustancia fresca, espesa y pegajosa) que él mismo dice, creó hace más de 35 años y que se aplica sobre un trozo de tela o gasa en la parte afectada con fines terapéuticos. Además, el mítico terapeuta asegura mantener intactas sus manos prodigiosas.

“El emplasto luego de aplicarlo en el paciente, se seca y se convierte en una especie de yeso. El secreto de este ungüento me lo llevaré a la tumba”, asegura.

Una profesión por vocación al fútbol

Nacido en Arequipa, exactamente en la calle Perú 528 (en la conocida Casa Rosada), Huarca fue futbolista amateur. Jugó como defensa y defendió los colores del FBC Piérola, el equipo de sus amores y fue fundador del equipo Unión Perú.

En Lima estudió los cursos de fisioterapia, inyectables y enfermería, en el Instituto de la Cruz Roja. Trabajó en la empresa Comercial Importadora Nicolini y en el equipo de Asociación Chorrillos (segunda división) como kinesiólogo. Allí empezó su historia en este oficio.

En Arequipa trabajó en el FBC Piérola, White Star, Deportivo Temperley, FBC Aurora, Diablos Rojos, entre otros. En el fútbol profesional, estuvo en la Universidad San Martín y en el FBC Melgar campeón de 1981. 

En el equipo rojinegro trabajó junto al profesor Máximo Carrasco, quien fue su gran amigo y hombre de confianza. De aquella época, asegura tener grandes experiencias y anécdotas

“Siempre recuerdo a Ricardo Ciudad, un arquero moreno que medía casi dos metros. Con él sufría a la hora de los masajes; masajear sus largas piernas me dejaba agotado”, recuerda.

“En la selección ganaba más de 5 000 soles, fue donde más dinero me pagaron. En el FBC Melgar, me pagaban 1 000 soles y en la Copa Perú, el sueldo era entre 500 y 600 soles”. 

Elisbán Huarca

Trayectoria y experiencia

A pesar de tener más de 60 años de experiencia y trabajar los músculos de casi todos los futbolistas de Arequipa, Huarquita continúa en el oficio. Ya no lo hace en el campo del fútbol, ahora trabaja —previa cita— en lo que él llama “clínica deportiva”.

Su consultorio parece una cueva. En efecto, no está a la vista, sino en el sótano de una galería de la calle Deán Valdivia, en pleno centro de la ciudad.  

No es muy grande, pero a diferencia de otros consultorios tiene suficiente luz, olor a mentol y recortes periodísticos que imperan en su interior. Tiene un sello inconfundible: la cumbia guarachera se apodera hasta el último rincón del recinto.

“El ultimo equipo donde trabajé, fue en Los Tigres de Cayma en la Copa Perú. Ahora en mi consultorio, tengo mis aparatos como ultrasonidos, rayos láser, compresas, tengo todo lo necesario. Además, la habilidad con mis dedos sigue intacta, caminan solitos”, dice.

Sueño cumplido

Si no fuese por la pandemia del COVID-19, Elisbán Huarca, asegura que seguiría trabajando en algún equipo arequipeño; sin embargo, hoy le queda el recuerdo de lo vivido en un oficio que le dio la oportunidad de conocer casi todo el país.

Hinchado de orgullo y con algo de nostalgia, resalta su paso por la selección peruana. Fue en 1996, cuando el técnico fue Juan Carlos Oblitas. Entro gracias a una convocatoria que realizó la Federación Peruana de Fútbol (FPF).

“Me presenté en la FPF con mis papeles y a los tres días me llamaron para decirme que me eligieron. Fui el ganador de los más de 30 postulantes que pretendían ese trabajo”, dice orgulloso.

Con la selección estuvo presente en las eliminatorias al mundial de Francia 98, en los bolivarianos de Uruguay y en un sudamericano de menores en Arequipa. Además, tuvo la oportunidad de capacitarse con médicos traumatólogos del extranjero y consolidarse económicamente.

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