El softbol venezolano empieza a tomar protagonismo en Arequipa

Juan Pablo Olivares

El domingo es el día más esperado por decenas de venezolanos que, afincados en Arequipa, han encontrado en el softbol una forma de reconectarse con su país. Unidos por este deporte, comparten, se divierten y juegan como lo hacían en Venezuela. Es por eso que anhelan ese día, pues es como ver a la familia.

Después de una semana cargada de estrés y trabajo, los deportistas llegan al campo Fundo Grande, en el distrito de Socabaya; allí, estos extranjeros con la práctica del softbol (uno de los deportes nacionales de Venezuela), fomentan un estilo de vida saludable, alejado de vicios y prejuicios negativos.

En un país, donde el deporte bandera es el fútbol, los venezolanos buscan compartir su pasión por el softbol, un deporte que consiste en golpear una pelota más grande con el bate y donde el pitcher efectúa el lanzamiento por debajo del hombro, y aunque es una variación del beisbol, el objetivo es el mismo: anotar más carreras.

Hacer escuela

José Pérez, es un venezolano que llegó a Arequipa hace siete años y junto a su compatriota Jorgenis Contreras, buscan practicar el softbol tal como lo hacían en su país y, sobre todo, sacar adelante el proyecto de crear la primera escuela y liga de softbol en Arequipa. Un sueño que aseguran, lo inició su paisano Yonalí Jiménez.

“Nos gustaría en un mediano y largo plazo, crear una escuela de softbol y así poder darle oportunidad a los venezolanos y peruanos para que conozcan y aprendan uno de nuestros deportes favoritos”, aseguran.

Campeonato de confraternidad

Con la gran aceptación de parte de los jóvenes, decidieron llevar a cabo el primer torneo de softbol, Copa Navidad, campeonato donde participan más de un centenar de deportistas (mayormente venezolanos). Pérez cuenta que, todo empezó con la intención de relajarse y hacer deporte, y con el tiempo, se vieron en la necesidad de formalizar los entrenamientos y la práctica.

“En este tipo de eventos deportivos, se aplican las reglas de juego, además, se cuenta con árbitros y los participantes requieren de uniformes. También pagan una inscripción para la premiación de los ganadores. Todos los equipos se autofinancian”, sostiene Contreras.

Sin miedo al éxito

Los deportistas —por ahora— no cuentan con el apoyo de las autoridades ni de la empresa privada. Para ello, primero buscan formalizar la liga de softbol en Arequipa y así poder acondicionar o crear un campo de juego en el que practiquen este deporte.

Por ahora, el softbol va tomando protagonismo en Arequipa y en el Perú. Empiezan a constituirse academias para venezolanos y peruanos, y prometen formar a peloteros de grandes ligas.

La llegada masiva de venezolanos al país, provoca que la práctica de esta disciplina deportiva sea popular. José Pérez, sostiene que la condición de migrante venezolano, no es impedimento para cristalizar los sueños y proyectos.

“Siempre hay gente que nos crítica y señala por ser venezolanos o por lo que hacemos, pero no hacemos caso. El aliento y motivación de nuestros compatriotas y amigos peruanos, es suficiente para salir adelante con nuestros sueños, aunque alguna vez quisimos tirar la toalla”, confiesan.

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