El judo contra la violencia a la mujer

Johana Véliz, judoca y docente en la San Pablo, usa este arte marcial como una herramienta de empoderamiento.

Usar el judo como defensa personal es uno de los objetivos en los entrenamientos de Johana Véliz.

Juan Pablo Olivares

Johana Véliz, practica el judo desde los 7 años de edad. Tiene dos medallas de oro obtenidas en el Campeonato Mundial Universitario de 2013 en Rusia y 2015 en Corea. Enseña este marcial a niños y jóvenes, y desde hace tres años es docente del taller de judo de la Universidad Católica San Pablo (UCSP). Es también, ingeniera industrial, egresada de dicha casa universitaria.

Johana todavía es capaz de seguir consiguiendo medallas y “tumbarse” a cualquier rival en el tatami, pero ahora, su principal objetivo y contrincante es una sociedad sistemáticamente hostil y violenta con las mujeres.

La defensa personal como herramienta de igualdad

Con su experiencia en las artes marciales, decidió entrenar a niñas y jóvenes, no sólo para que aprendan los secretos del judo y sean grandes deportistas, sino también para que puedan defenderse de diferentes tipos de violencia. De alguna manera, busca empoderarlas, convertirlas en líderes y en personas influyentes para que cambien las cosas.

Véliz, cuenta que empezó a enfrentarse a este enemigo desde que sufrió dos ataques. El primero fue a los 15 años de edad, cuando unos delincuentes la asaltaron. El segundo, ocurrió 5 años después, aquella vez, un taxista quiso sobrepasarse y agredirla. En esa ocasión, el judo prácticamente le salvó la vida.

“Fue cuando tenía 20 años, recuerdo que el taxista se vino encima mío. En ese momento, le agarré la mano y le hice una técnica a la muñeca, luego le di un golpe certero en la garganta para que se quede quieto y así logré escapar”, narra.

Desde entonces, las ganas de combatir la desigualdad y la violencia contra la mujer la acompañan. Johana, es cinturón negro primer dan y su filosofía es el trabajo en equipo, el respeto y la ayuda al compañero. Eso enseña y fomenta en sus alumnos del taller de la San Pablo.

Desde hace tres años, la sensei es la encargada del taller de judo de la San Pablo.

Judo universitario

Durante el desarrollo de las clases, los alumnos aprenden técnicas de pie y de suelo, ensayan cómo caer, lanzar al oponente y realizan competencias cuerpo a cuerpo. La defensa personal es también parte importante de su enseñanza.

Johana, considera que tanto las mujeres como los varones deben conocer técnicas de defensa personal porque, en el momento menos esperado, podrían afrontar un riesgo contra su integridad física. Con ese fin, enseña a los jóvenes el judo no sólo como ejercicio físico o como una forma de afrontar una agresión, sino para que tengan, sobre todo las mujeres, confianza en ellas mismas.

“Pienso que en todos los colegios y universidades deben existir más y mejores talleres de deportes, porque estos forman parte del desarrollo personal y profesional, y también es bueno para la salud”, aseguró.

Ingeniera y docente

Véliz, nunca pensó convertirse en docente. Dictar clases de judo en la universidad fue todo un reto del cual no se arrepiente, porque considera que este arte marcial es una herramienta para alejar a los jóvenes de los vicios, más aún, en la etapa universitaria.

Como docente, Johana, se considera, sociable, carismática y busca que sus alumnos se animen a practicar deporte y lleven una vida saludable. El objetivo que se trazó para este año es conformar una selección de judocas que participen en los próximos juegos universitarios y mundiales.

“El deporte en la etapa universitaria tiene un mayor impacto en el alumno; además, el estudiante que concluye satisfactoriamente el taller, de manera automática adquiere el cinturón amarillo”, explicó.

Para Johana, el judo no sólo es su deporte favorito, es su pasión y ahora, con la docencia viene tomando mayor protagonismo del que se imaginó. Por ello, está decidida a seguir enseñando este arte marcial, que le dio grandes satisfacciones y, sobre todo, le salvó la vida.

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