El fútbol puede ser el mejor antídoto para superar una enfermedad

Esta es la historia de Diego Hermoza, el presidente más joven del fútbol arequipeño, que busca llevar al Atlético Universidad a la liga profesional

Juan Pablo Olivares

Diego Hermoza (26), es uno de esos héroes anónimos, que luchan por superar una dura enfermedad detectada en 2018. Ahora, se recupera y prefiere mantener en reserva el tipo de dolencia que, en los últimos años, le ha hecho vivir entre la desilusión y la esperanza; sin embargo —en su caso—, además de la medicina, tiene al fútbol, en especial al equipo Atlético Universidad Arequipa, como un antídoto para sanar, crecer y encarar este 2022 con su más grande reto: llevar al Atlético al fútbol profesional.

Sueño profesional

Diego Hermoza, es el presidente del Atlético Universidad Arequipa, equipo que participa en la Copa Perú. Asumió el cargo en 2021, tras la muerte de su padre Francisco Hermoza que, en ese entonces, era el titular. Así se convirtió en el presidente más joven de un club deportivo.

Diego, tiene un vínculo con el fútbol desde muy niño. Jugó en varios equipos hasta que llegó al Atlético Universidad, de la mano de su padre y tomó las riendas del club en un momento en el que, el fútbol arequipeño y la Copa Perú, pasan por su peor momento económico y futbolístico; en donde, si no se consiguen buenos resultados a corto plazo, los dirigentes y jugadores abandonan el equipo. En ese sentido, el joven dirigente quiere marcar la diferencia.

“Uno de los motivos que me ayudó a luchar y salir de mi enfermedad, fue cuando mi papá asumió la presidencia del equipo. Allí decidí involucrarme seriamente en el manejo del club. Llegar al fútbol profesional, fue un proyecto y un sueño de mi padre, y espero cumplirlo”, cuenta.

El plan del Atlético Universidad Arequipa, se muestra como uno de los más ambiciosos de la Copa Perú. Es un trabajo a largo plazo y que abarca lo deportivo, social y cultural. Por lo pronto —en lo deportivo—, para la temporada 2022, el presupuesto asciende a 10 000 soles mensuales.

Diego reconoce que, no es la cantidad ideal para afrontar de la mejor manera el campeonato, más aún cuando otros equipos, manejan un presupuesto de 30 000 a 40 000 soles mensuales, pero el joven dirigente no entra en bromas y asegura que, en el fútbol, lo más importante es saber administrar y gestionar bien los recursos.

Sangre joven

El equipo del Atlético, está conformado por jugadores jóvenes. El mayor tiene 25 años y el menor 17. El jugador mejor pagado, recibe 1 000 soles mensuales y a otros, el club los apoya con los estudios y temas familiares. “Lo que estamos logrando en este corto tiempo, es que el equipo tenga una identidad y que sean cada vez más, los hinchas que alienten y apoyen al club”, enfatiza.

El plan, va más allá de llegar al fútbol rentado. Diego (que también es administrador de profesión) asegura que el proyecto, consta de varias etapas. Una de ellas es crear una escuela de fútbol para formar, descubrir jóvenes talentos y apoyarlos poco a poco, construyendo albergues y realizando convenios con otras instituciones.

Apuesta a largo plazo

El fútbol es —en teoría— un negocio rentable. La mayor parte del presupuesto, llega de las taquillas, derechos de transmisión por televisión o la venta de jugadores, pero eso no ocurre en el fútbol amateur o en la Copa Perú. A diferencia del fútbol profesional, en la competencia amateur, no hay contratos ni auspiciadores o sponsor que den un soporte económico. “Es por ese motivo, que casi nadie se atreve a apostar por los jóvenes futbolistas”, lamenta.

Para Diego Hermoza, el campeonato del ‘fútbol macho’, demanda un gasto y no una inversión; sin embargo, está convencido que apostar en la enseñanza y formación de los jóvenes futbolistas a largo plazo, generará un ingreso económico a través de la venta o transferencia de un jugador. Antes de eso, todo es gasto.

Él da todo por el equipo de sus amores e imagina algún día, ver al Atlético como la mejor institución del fútbol peruano. Con un apretón de manos, me garantiza que está por el camino correcto, mientras se alista para viajar a Lima a continuar con su tratamiento de la enfermedad que le cambió la vida.

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