El ciclismo de montaña, una oportunidad para meditar y valorar la naturaleza

Para el docente universitario Efraín Mayhua, la bicicleta se convirtió en su principal herramienta para encontrar equilibrio y paz en su vida

Cada fin de semana, montado en su bicicleta, Efraín Mayhua, recorre diferentes lugares conectados con la naturaleza.

Juan Pablo Olivares

Para Efraín Mayhua López, el ciclismo es más que un deporte; es una pasión que le brinda equilibrio y le muestra el mundo con otra luz.

Adicto a la bicicleta desde la pandemia por el covid-19, el director y docente de la Escuela de Ingeniería Electrónica y Telecomunicaciones de la Universidad Católica San Pablo, se dio cuenta de que la bici le facilita la posibilidad de tener más y mejor salud.

Le permitió también tener un cuerpo más flexible y aunque reconoce que no gana mayor masa muscular, siente que es una persona mucho más ágil.

Mayhua, con firmeza asegura que el ciclismo se ha convertido en una especie de símbolo de simplicidad, crecimiento personal y de mente abierta a la naturaleza.

El estar montado en una bicicleta y pedalear hace que se interne en un estado de conciencia diferente que le provoca una sensación parecida a la meditación.

“La razón de ser ciclista, para mí, es cuestionarme y darme cuenta de cuál es mi misión en este mundo”, explica Mayhua.

Por las rutas de Arequipa y el Perú

El docente de la San Pablo, recorre rutas cortas y largas, casi siempre en compañía de amigos, con los que también practica andinismo, escalada y trekking, deportes de aventura que lo sedujeron en España en 2007, cuando llegó por estudios.

En la Madre Patria, le encontró un sentido a la práctica de este deporte. “A medida que pedaleas, ves situaciones que a veces no valoras, como la flora, fauna. Admiras los paisajes y eso es algo que sólo te lo permite el ciclismo”, aseguró.

En poco más de cuatro años de montar bicicleta, Mayhua dice, con cierta dosis de orgullo, que  ha recorrido diferentes rutas y lugares, en su mayoría conectados con la naturaleza.

Con su bicicleta montañera modelo Trek Merlin 5, ideal para las aventuras por diversos senderos, empezó a pedalear por las rutas de Characato y Sabandía.

Luego, se animó a llegar hasta los pueblos de Mollebaya, Quequeña, Pocsi, Polobaya y la laguna de Uzuña. Un lugar con espacios libres para disfrutar con la familia.

“La distancia más larga que hemos hecho (más de 100 km) es la de Yaguar, una localidad que está en el trayecto al distrito de Tapay, en el valle del Colca (Caylloma)”, recuerda.

El andinismo y el trekking, son deportes de aventura que también apasionan al docente universitario.

Inseguridad

Sin embargo, reconoce que le gustaría rodar también por la ciudad. Aunque en un inicio lo hacía de manera regular, incluso iba a dictar clases a la universidad San Pablo en bicicleta, ahora, prácticamente le es imposible.

El miedo a no ser respetado por los conductores de vehículos y la poca seguridad y señalación, son las razones de tan difícil decisión. “Los conductores no tienen respeto por el ciclista, ni se dan cuenta de que la bicicleta ayuda a reducir los niveles de contaminación”, lamentó.

Pese a la falta de respeto y apoyo al ciclista, Efraín Mayhua seguirá montado en su bicicleta recorriendo más rutas. No considera practicar el ciclismo de manera competitiva, ni nada por el estilo.

Argumenta que le demandaría más tiempo y dedicación. Pero sobre todo, asegura que perdería la oportunidad de conocer y contemplar la naturaleza y reflexionar consigo mismo, como nunca antes lo había hecho.

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