Juan Pablo Olivares
Celin Zeballos Ramos tiene 21 años, y aunque nació en Lima, empezó su vida en Moquegua y hoy radica en Arequipa. Es de la generación de atletas que practica uno o dos deportes y estudia a la vez. Pertenece a la selección de vóley de la Universidad Católica San Pablo y es alumna de la carrera de Administración de Negocios.
En Moquegua empezó a jugar al vóley, deporte que no le gustaba, pero sus padres la obligaban a practicarlo. Todo cambió cuando un equipo de vóley masculino de Arequipa llegó a la capital del cobre peruano para participar de los Juegos Trasandinos, ahí empezó su romance con esta disciplina.
“Luego de ver jugar a ese equipo, quedé impresionada por el nivel de juego y lo emocionante que es el vóley. Fue en ese momento que me propuse ser una gran deportista y jugar en grandes equipos”, recuerda.
Sueño truncado
Celin se fue a vivir y a estudiar los últimos años de la secundaria a Lima. En la capital, jugó en el equipo de la Universidad San Martín e integró la selección peruana en la categoría menores, fue dirigida por Natalia Málaga y era —sin lugar a dudas— una promesa de este deporte.
Pero una lesión a la rodilla la dejó fuera de las canchas por un buen tiempo, al punto de que decidió ponerle punto final a su etapa deportiva y enfocarse sólo a los estudios. Para ello, decidió regresar a Arequipa y postular a la Universidad Católica San Pablo.
Vóley universitario
Ingresó en 2020 a la carrera de Administración de Negocios y cursa el séptimo semestre. Desde entonces, la joven universitaria no quiso saber nada del vóley, sin embargo, un correo electrónico la motivó a volver a practicar este deporte.
“Primero intenté ingresar al taller de vóley de la San Pablo, pero no alcancé cupo. Y cuando estaba resignada a no jugar, recibí un correo electrónico de la universidad para participar de una convocatoria para la selección, no dudé en postular”, asegura.
Desde entonces, Celin se convirtió en una de las protagonistas del equipo de la San Pablo, al punto de que, tras conseguir la medalla de oro en el último macrorregional universitario, fue elegida como la mejor jugadora de la competencia.
“Ser la mejor del torneo universitario, es uno de los reconocimientos más especiales e importantes que tengo. Estos Juegos Universitarios, fueron mi primera experiencia y la verdad, me fue mejor de lo que esperaba”, asegura.
La voleibolista juega en la posición opuesta, es una especialista en el ataque de punto. Su gran estatura (1.90 m) y técnica en el ataque de balón alto y ataque rápido, la respaldan para afrontar un nuevo reto en su carrera deportiva: el título nacional universitario.
“Me gustaría conseguir el primer campeonato nacional para la San Pablo, o al menos estar en el podio y por qué no, volver a ser la mejor del vóley universitario”, dice con firmeza.
El año 2024, llega con retos para la joven universitaria, no sólo continuará con sus estudios universitarios y defendiendo los colores de la San Pablo, sino que, además, volverá a jugar en un torneo oficial federado.