Baloncesto adaptado: una oportunidad para superar la adversidad

A pesar de la falta de presupuesto y apoyo de las autoridades, Desafío sobre Ruedas, va más allá de ofrecer una disciplina deportiva para las personas con discapacidad.

El club Desafío sobre ruedas, busca dar más y mejores oportunidades a todos los deportistas con discapacidad.

Juan Pablo Olivares

Karina Torres Mendoza (35), juega al baloncesto adaptado desde los 20 años de edad. Nació con la enfermedad de mielomeningocele, que es la secuela de un tumor que se forma en la columna a causa de la falta de ácido fólico en la etapa de gestación.

El tumor le imposibilitó la correcta formación de la columna y le impide moverse sin la ayuda de muletas o de una silla de ruedas. Pero gracias a la práctica del básquet adaptado, logró un nivel de movilidad muy superior al habitual en personas que padecen de este mal y pasan gran parte de su vida postrados en una silla.

El baloncesto, un flechazo

Karina Torres, pertenece al club Desafío sobre Ruedas. Tiene una mirada bondadosa y humilde. Es considerada una de las mejores del baloncesto adaptado. Juega de armadora o alera. Es aguerrida, le gusta lanzar tiros de tres puntos y anotar tiros libres. Torres dice que, el básquet es un deporte de contacto y el adaptado, mucho más.

Sus hombros y brazos fuertes aguantan el peso de llevar a su equipo al campeonato nacional, que se realizará en Lima del 8 al 11 de diciembre. Ella es una de las más experimentadas.

“Para una persona con discapacidad, el deporte es un medio de rehabilitación, porque nos ayuda a salir adelante. Nos hace más independientes, tener mayor autoestima y confianza, porque el proceso de aceptar una discapacidad es muy difícil”, asegura.

Karina Torres es feliz y libre cada vez que practica el baloncesto en silla de ruedas.

Reglas adaptadas

Karina dice que, para reconocer a un jugador de baloncesto en silla de ruedas, solo hay que fijarse en las manos que impulsan las ruedas a velocidades de vértigo, y que a la vez las frenan en seco.

Karina y su equipo entrenan dos veces a la semana y durante cuatro horas al día. Los trabajos son intensos en lo físico y técnico. El roce de las zapatillas contra el parquet se remplaza por los choques de las ruedas.

Cada jugador, en función del tipo de discapacidad que tiene y la movilidad que esta le resta, tiene una clasificación del 1 al 5. Los que están en sillas de forma permanente tienen 1 o 2 puntos. Los que usan muletas tiene 3 puntos y los que pueden caminar poseen 4 y 5 puntos. Por ese motivo, la altura de las sillas es diferente.

Entre los cinco jugadores que están en cancha no pueden sumar más de 14 puntos. Además, solo está permitido realizar dos remadas a la silla y si hacen más seguidas, se cobra caminata y es una falta.

“Lo más difícil del básquet adaptado es llevar la silla y el balón boteando. El choque de sillas o golpe de manos es una falta y la silla se convierte en nuestras piernas”, explica Torres.

La deportista juega de armadora o alera y su especialidad son los tiros libres.

Sin apoyo y en desventaja

La práctica del básquet adaptado, se hace aún más difícil porque los deportistas no cuentan con las sillas de ruedas adecuadas. La silla que los deportistas utilizan es de fierro, cuando el material adecuado es de aluminio o titanio.

Adquirir una silla de aluminio que pesa entre 4 y 5 kilos, es casi imposible, ya que su costo es de 3000 y 4000 dólares y solo las fabrican en el extranjero. Mientras que las de fierro, si bien son más económicas (2000 soles), tienen un peso de entre 12 y 14 kilos y requieren de un mantenimiento trimestral con un costo de 300 soles.

Pese a las dificultades, Karina participó en campeonatos nacionales e internacionales y forma parte de la selección peruana. A sus 35 años, lo ha conseguido casi todo, pero busca cumplir el sueño de estar en unos juegos paraolímpicos.

Gracias al básquet, Karina encontró el amor y ahora goza de su familia.

Más que un deporte

Sin embargo, para Karina Torres y los demás integrantes de Desafío sobre Ruedas, esta disciplina es solo el punto de partida para cristalizar otros proyectos. Ellos, buscan ayudar a todos los deportistas discapacitados para que sean reconocidos por sus colegas convencionales.

En ese sentido Evelin Juárez Ochoa, presidenta del club, sostiene que vienen trabajando para que los deportistas tengan una mejor atención en salud, educación y cultura. También buscan crear talleres para mejorar la economía de los discapacitados, porque muchos, por su misma condición, no pueden acceder a un empleo.

“Como club, queremos que todos los deportistas tengan acceso a estudios, que estudien carreras profesionales o técnicas, que sean independientes, pero no tenemos el apoyo de las autoridades”, sostiene.

Karina Torres junto a Evelin Juárez, presidenta del club Desafío sobre Ruedas. Ambas, buscan sacar adelante el deporte adaptado.

A estos deportistas no los vence ni la falta de apoyo o el desánimo, y están convencidos de luchar hasta el final para que el deporte adaptado no desaparezca.

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