“Sea cual sea el caso, el corazón nunca se jubila”

Alfredo Bryce Echenique llegó a nuestra ciudad para realizar distintas actividades por el Hay Festival 2016.

Geraldine Canasas Gutiérrez

Lograr una entrevista a Alfredo Bryce Echenique ha sido como buscar una aguja en un pajar; desde el mes de noviembre tuvo concretadas más de veinte entrevistas con medios nacionales y extranjeros, sin embargo logramos en veinte minutos una nutritiva charla. Disfrute.

Arequipa lo recibe después de muchos años, ¿sigue siendo la misma ciudad de algunos buenos recuerdos o relatos?
(Risas). Ni tan bien me ha recibido, el clima me ha recordado que el tiempo no pasa en vano y que hay cosas que uno se resiste a aceptar, pero que la anatomía se encarga de que lo entiendas o por la buena o por la mala; con todo, me siento contento de estar aquí. Me gusta Arequipa, quitémosla de mis relatos, a mí me gusta porque me permite recordar y ese ejercicio es bueno. Tengo la sensación de que aquí el tiempo se detiene y que solo cambia la gente, la ciudad es igual de acogedora, no sé, debo venir más seguido.

¿Está cansado de escribir?
(Silencio). En esta etapa, más que escritor me he convertido en un buen observador y creo que un gran conversador también, porque me invitan a muchos sitios. ¡Fíjate! He forjado una alianza interesante con el silencio que no me aisla, no, sino que me permite estar en estado de contemplación. No, no estoy cansado de vivir.

De escribir; le pregunté por la escritura.
Pero es mi vida, la escritura. Me he dedicado a eso fielmente y me ha pagado bien, me enfrento a diario con comentarios sobre mis libros, que son parte de mi vida, mi vida puesta en vitrina; he vivido haciendo eso: escribiendo. Escribir para mí es y será mi diario vivir, difícilmente puedo separar una cosa de otra.

Jorge Edward dice que el humor es lo más serio que puede tener una persona y, sin embargo, también existe la ironía que en sus textos se lee con gusto.
La ironía para usarla hay que pulirla primero, de irónico me han tratado muchas veces, y a veces me he leído y me he dado cuenta que sí, lo soy; pero el lenguaje es rico y los recursos literarios también. Es solo cuestión de encontrar un equilibrio, por supuesto yo no lo encontré, de allí la ironía.

Las conferencias que realizará serán en torno a su libro Un mundo para Julius, sin embargo quiero centrarme en otro, El huerto de mi amada.
¿Sabes por qué te he concedido la entrevista? Pues cuando alguien completamente extraño se te acerca, te ayuda con el bastón y luego al preguntarle el nombre te responde: “Soy Natalia de Larrea y Olavegoya”, pues entonces te das cuenta que el libro que es una historia mía se ha convertido indirectamente en la historia de alguien más. Podemos hablar de eso, claro que sí; ya no somos extraños, de pronto nos hemos reconocido.

Los escenarios. Imposible creer que exista un huerto con esas características.
En mi infancia tuvimos una casa como esa, era realmente hermosa. Tenía seis patios y cada patio parecía una cancha de golf, nunca me faltaba algo que hacer allí; cada día había un juego que inventar porque todo se prestaba para ello. La construcción de roca por fuera y jardín por dentro encajaba perfectamente para el escenario de este libro, así que idear el idilio en ese lugar me pareció de ensueño y no tan complicado.

¿Es usted Carlitos Alegre di Lucca?
(Risas). Me gusta creer que sí, que fui un muchacho distraído, perdido en sus quehaceres intelectuales; pero enamorado, profundamente enamorado.

Un libro tierno dicen los críticos. Un libro que lees a los doce años cuando te enamoras por primera vez y luego a los cincuenta cuando te llega la segunda juventud.
¡Qué bonita frase! La segunda juventud, me gusta. Como en la vida, los escenarios del amor cambian todo el tiempo. Además, ¿qué joven no se iba a enamorar de alguien como Natalia? Probablemente estas cosas pasan para decirle al mundo que sea cual sea el caso, el corazón nunca se jubila.

Por el contrario, uno escucha Siboney de Luis Alberto del Paraná y, de pronto, se encuentra en su primera madurez. Así da gusto enamorarse.
Pero si escuchas ese tema, ¡entonces lo has entendido todo! Hace mucho que no lo pongo, será motivo. Como pasa cuando escribes, al final los protagonistas cobran vida y tienen su propia personalidad; algún día alguno de mis personajes cantará algo de Sabina.

No hablaremos del boom latinoamericano porque lo odia.
Porque entre tanto genio, me sentía solo.

En cuanto a política, ¿seguimos ‘dándole pena a la tristeza’?
¡Oiga, ¿cómo me preguntas eso?! Para poder responder tu pregunta, podría hasta sacar en tomos ese libro.

Está claro que esta no será su última visita a nuestra ciudad, ¿le esperamos en abril?
Yo encantado de volver, pero en abril no, por favor. ‘¡No me esperen en abril!’

En el teatro Municipal, junto con el escritor y periodista Fernando Ampuero realizaron un diálogo entretenido y salpicado de humor.
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