Orientaciones para las escuelas acerca del bullying

¿CÓMO ENFOCAR EL PROBLEMA Y REDUCIR SU OCURRENCIA E IMPACTO?

Si no sabemos relacionarnos, si no hay respeto y no hay autoridad, obtenemos tres factores que alientan una relación agresiva e irrespetuosa en los niños y los adolescentes.

Jorge Pacheco
Educador

Se parte de un enfoque equivocado si se piensa que el bullying es un problema de la escuela. En realidad, en él confluyen varios elementos de la cultura actual. Menciono algunos.

Hoy, los niños y los jóvenes tienen un déficit en la formación social. Interactúan menos porque las familias son cortas, porque no hay espacios de comunicación y por la influencia de un estilo de comunicación impersonal propiciado por las redes sociales.

Tienen, además, un déficit en el desarrollo del respeto. La falsa idea de que podemos hacer lo que nos venga en gana hace que seamos poco respetuosos, que no reconozcamos los límites en nuestra relación con los demás.

Tampoco existe trabajo en relación con la autoridad dentro de la escuela. Se ha eliminado, en muchos casos, el respaldo de autoridad a los maestros.

Si no sabemos relacionarnos, si no hay respeto y no hay autoridad, obtenemos tres factores que son caldo de cultivo para una interacción irrespetuosa y agresiva en la etapa formativa de los niños y los adolescentes.

“La escuela sola no logra resolver la cuestión del bullying sin la participación, la orientación y la asistencia de la familia, sin la formación de un equipo inter y multi profesional para el seguimiento y la orientación de los casos”, dice Cléo Fante en su libro Cómo entender y detener el bullying y cyberbullying en la escuela.

Esta autora brasileña, doctora en educación y experta en el tratamiento de casos de bullying, señala que se requiere enfocar el problema desde la seguridad de tener el compromiso de instituciones que garanticen los derechos infantiles y juveniles, además de contar con la participación del Gobierno “en la creación de políticas públicas y la aplicación de inversión en proyectos concretos que ofrezcan oportunidades de cambios significativos en la vida de niños y adolescentes”.

No es suficiente, por tanto, que las escuelas desarrollen acciones puntuales, por medio de conferencias, actividades de investigación o encuestas, publicación de pancartas. Las medidas más eficaces son aquellas discutidas, planeadas, aplicadas y evaluadas por la comunidad escolar.

Niños agredidos y agresores entran a un círculo de sufrimiento del que es muy difícil salir.
Aprender a convivir es uno de los ejes del aprendizaje que nos preparan para la vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Claridad

Es fundamental que los estudiantes sepan reconocer una acción agresiva: la repetición de los maltratos con el mismo blanco, el desequilibrio de fuerzas o de poder entre las partes, la ausencia de motivos y la intencionalidad de causar daño. El profesor debe orientar acerca de la importancia del respeto por las diferencias de ideas, gustos, religión, orientación sexual, biotipo, etc.

Las actividades pedagógicas más eficaces para enfrentar el bullying son aquellas que valoran a la persona humana, sus sentimientos, sus emociones, o sea, el estímulo de la paz personal e interpersonal. Las asambleas de estudiantes para discutir problemas escolares y la búsqueda de soluciones; las acciones de interiorización y vivencia de valores humanos; las actividades solidarias, recreativas, deportivas y culturales son algunos ejemplos de actividades que pueden realmente ayudar.

 Si no sabemos relacionarnos, si no hay respeto y no hay autoridad, obtenemos tres factores que son caldo de cultivo para una relación irrespetuosa y agresiva en la etapa formativa de los niños y los adolescentes.

El salón

Debemos insistir en el desarrollo de las habilidades sociales y el respeto desde el salón de clases. Es ahí donde el profesor debe incentivar a la víctima a reaccionar ante el bullying por medio del diálogo. Es importante que el niño aprenda a posicionarse asertivamente, que busque la ayuda de compañeros o de adultos, que denuncie los hechos, que aprenda a exteriorizar sus sentimientos, que no reaccione con agresividad o violencia, que no reproduzca los ataques.

Cléo Fante dice que los profesores deben trabajar en el aula el tema contra el bullying. Para ello, en primer lugar, deben entender que las acciones puntuales no son capaces de resolver el problema.

Las escuelas deben implantar programas compuestos por un conjunto de estrategias que intervengan y prevengan, contemplando la participación de toda la comunidad escolar. Sin embargo, los profesores deben introducir el tema en las discusiones dentro del salón de clases, abordando aspectos como qué es el bullying y el cyberbullying; diferencias entre el bullying, el juego y los conflictos; quiénes son los involucrados; causas y consecuencias; qué se debe hacer frente a los ataques; cómo denunciar y dónde buscar ayuda; elaboración de reglas de antibullying; formación de grupos voluntarios para auxiliar a los compañeros dentro y fuera de los salones de clase; escuchar sugerencias de los estudiantes y aplicarlas cuando sean viables, entre otros.

Niños afectados 

Explica Cléo Fante que “las consecuencias del bullying afectan a todos los involucrados, y pueden ser percibidas a corto, mediano y largo plazo. Si no hay intervenciones efectivas y acompañamientos sistemáticos, podrían cargar consigo secuelas de victimización, pudiendo llegar más allá del periodo académico. Entre tanto, las víctimas y los autores tienden a tener mayores problemas psicosomáticos, incluyendo la ansiedad, la baja autoestima y la depresión”.

Pero también hay que tener presente las consecuencias para quienes practican el bullying. Diversos estudios han demostrado que las consecuencias afectan tanto a las víctimas como a los agresores, y podrían surgir efectos, incluso, a largo plazo.

Queda claro que debemos reforzar el aprendizaje en valores humanos, como la solidaridad, la empatía, la compasión, el respeto por uno mismo y por el otro. También es importante hablar de valores asociados al respeto, como la tolerancia, la solidaridad y, obviamente, el valor de la autoridad, lo cual permitirá ser dóciles a las orientaciones de padres y profesores.

Bullying y sufrimiento 

Según la doctora Shaheen Shariff, experta canadiense en tratamiento y prevención del bullying, “el sufrimiento mental por la exclusión social causada por el bullying físico o psicológico es suficiente para destruir la autoconfianza de cualquier adulto —y más de un niño—, quien podrá sufrir efectos para toda la vida”.

La especialista destaca estudios en los que se habla de “problemas en el proceso de aprendizaje, como dificultad de concentración, dispersión, baja productividad, dificultad de adaptación, una acentuada baja en el rendimiento escolar, desmotivación por los estudios, absentismo, reprobación y evasión escolar”.

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