La democracia en la enseñanza de El señor de las moscas

La obra narra de modo dramático los extremos a los que puede llegar el abuso de poder.

Rafael Santa María D’Angelo
Director de la Escuela de
Derecho-UCSP

Una obra muy conocida del autor inglés William Golding es El señor de las moscas. En ella se narra cómo un grupo de niños es capaz de organizarse tras haber naufragado en una isla.

Las reglas claras de organización para todos y cada uno son inicialmente aceptadas, sin embargo, la violencia de algunos contra otros había generado un caos en la convivencia que derivó finalmente en algunas muertes, especialmente las de los más débiles. Cuando todo principio de orden y respeto parecía haber fracasado, llega el rescate y con este la esperanza de los niños sobrevivientes.

Esta breve historia nos muestra algunas situaciones que valdrían la pena relacionar con la democracia, especialmente en torno a ciertos presupuestos básicos: una forma de organizarse, un respeto a los derechos fundamentales y un esfuerzo pacífico de convivencia.

Organizarse

Como forma de organizarse, tanto política como socialmente, la democracia requiere tener presente a todos y a cada integrante de la sociedad. Precisamente el principio democrático resulta efectivo cuando son debidamente elegidos ‘pocos’, los representantes, para favorecer las decisiones de ‘todos’, los representados; con la posibilidad que en el futuro cualquiera de estos últimos pueda servir como uno de los primeros.

Respeto

Ahora bien, esta regla de representatividad nos muestra una segunda exigencia: el respeto a los derechos fundamentales. Decir esto, en palabras simples, es comprender que no es posible hablar de democracia sin respeto al derecho, que los consensos no bastan si se transgrede la dignidad humana.

El respeto al derecho garantiza que, por el afán democrático, no se derive en violencia, pues claramente el derecho es pacificante. Luce con brillo propio cuando protege al débil de la relación, pues atentar contra este resulta la expresión extrema de la violencia.

Pacífica convivencia

Cada vez resulta más difícil la conexión entre democracia y derecho, por ello es importante considerar un tercer elemento: el esfuerzo pacífico de convivencia. Organizarnos en el respeto al derecho implica convivir junto al otro y no en contra del otro, tener como verdadero propósito que el ‘otro’, a pesar de las múltiples diferencias, resulta tan necesario para la democracia y el derecho como el ‘yo’.

Organización debidamente representativa, respeto a los derechos fundamentales y esfuerzo por la convivencia pacífica resultan pilares para toda democracia. Así, brevemente, viene el recuerdo del clásico literario de Golding, con el desenlace esperanzador ya comentado.

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