El urgente y necesario Año de la Familia

La familia es el núcleo fundamental de la sociedad; protegerla es deber de todos.

Javier Gutiérrez Fernández–Cuervo
Filósofo

Este domingo 26 de marzo comienza en la Arquidiócesis de Arequipa el Año de la Familia. Terminado en noviembre el Año Jubilar de la Misericordia —convocado por Roma para toda la Iglesia universal—, ahora el Arzobispo de Arequipa da inicio a este año en un contexto sociopolítico bastante crítico en el que la familia tiene un papel fundamental.

Contexto difícil

En la clausura del pasado año en noviembre, Monseñor Javier del Río Alba comunicó: “Celebraremos el Año de la Familia […], un año en el que quisiera que todos oremos mucho por la familia […] Estamos viviendo una Tercera Guerra Mundial […] contra la familia, desatada por una corriente que se llama ideología de género […] Es lo que marca la desintegración del hemisferio norte, y nosotros no queremos eso para nuestro Perú”.

En el poco tiempo que lleva el nuevo Gobierno al frente de la nación se ha legalizado el reparto gratuito de la pastilla del día siguiente; se han emitido guías del Ministerio de Salud que convierten el reparto de este fármaco y de preservativos no solo en derechos, sino en obligaciones de los trabajadores de la salud —incluso sin derecho de objeción de conciencia para ellos—; se ha formulado un currículo educativo con un enfoque transversal de género, y se ha solicitado la inscripción de un matrimonio homosexual extranjero en el registro nacional.

Urgencia

Ante este panorama, un Año de la Familia se presenta como una urgencia mayor. Hoy más que nunca es tiempo no solo de rezar, sino también de aprender y crecer en lo que significa ser profamilia.

Es tiempo de salir de la comodidad de nuestros horarios y buscar en la Arquidiócesis: se están organizando cursos y actividades para la promoción de la familia; es tarea de cada uno preguntar y estar enterado. Por lo general, los católicos no tenemos la maquinaria periodística de otras instituciones para hacer llegar masivamente a toda la región nuestras actividades, por eso es más importante que nunca que comencemos a buscar por nosotros mismos las que existen y están esperando nuestra participación.

Si el pueblo arequipeño se levantó tantas veces en la década de 1850 por una imposición extraña de carácter material, ¿quién se levantará sino el León del Sur por una imposición ideológica como la actual, que va frontalmente en contra de los valores que han identificado siempre nuestra tradición? Ante una imposición material surgió una revolución material. Ante esta imposición ideológica lo que corresponde es una revolución espiritual: orar, aprender y formarse, alzar la voz y denunciar sin miedo el error.

Por eso en Arequipa sigue en pie el Corso por la Vida y la Familia que se lleva realizando desde hace más de una década en nuestra ciudad. La crisis humanitaria que vive el Perú es innegable, por supuesto, y por eso este año será un Corso Solidario donde, como siempre, promoveremos y defenderemos la vida y la familia de los que son los más necesitados.

Este año de la familia los más necesitados son los damnificados, y por eso este año el Corso se dedicará a ellos, recogiendo víveres de toda la ciudad para llevarlos a los afectados. Pero más allá de este Corso, nuestra defensa y promoción de la familia debe aprender que no es tarea de una marcha al año, sino de un trabajo diario que, si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará.

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