Confesiones íntimas: La teta asustada

A 11 años del estreno de la ganadora de La Berlinale

Una película que evidenció de manera muy real lo que ocurría en el Perú.

Un film que grafica muy bien la realidad peruana.

César Belan

Este verano se cumple once años del estreno de La teta asustada, uno de los últimos sucesos cinematográficos de la industria nacional, ganadora de varios premios importantes y nominada al Oscar como mejor película extranjera. 

Recuerdo haber visto esta película por primera vez en una breve pero sustanciosa estadía en la capital de la República, donde fungí como funcionario público sin funciones. 

Con entusiasmo aproveché del centralismo que afecta al país hasta en la distribución de las cintas, y pude verla un par de meses antes que en Arequipa. En una sala de proyecciones frente al mar y gozando de la compañía de nuevos amigos, es que pude disfrutar de la ganadora del Oso de Oro: La teta asustada.

La crítica, con respecto al filme, ha sido unánime: afirma que es una buena cinta. La sorpresa radica en el importante galardón recibido —otorgado también a Pasolini, Vittorio de Sica, Bergman, Godard y Antonioni entre otros— y es que sin quitar méritos a la película, La Berlinale tiene para el imaginario de cualquier cinéfilo un renombre que está por encima de cualquier otro festival. 

Calidad visual y musical

Comencemos, reconociendo la enorme calidad visual de una película que, derrochando colores y preciosos tonos integrados magistralmente con la —también colorida— banda sonora, nos hace parte de su hilarante fábula. Se trata de un trabajo que nos demuestra cómo —una vez más— nuestra peculiar identidad y agudas diferencias pueden ser materia prima para una obra exuberante. 

La objeción más frecuente —ya en un sentido menos técnico—, que se ha hecho a La teta asustada, consiste justamente en presentar la realidad peruana de una manera demasiado ‘real’ para el gusto de muchos. “¿Por qué se tiene que poner las cosas malas del Perú?”, fue el reiterado comentario que escuchaba a la salida del cine, en las dos ocasiones que vi la cinta. 

Sorprendentemente, a los descarnados filmes del Grupo Chaski, Pancho Lombardi y Chicho Durant, —aquellos que con un realista y también satisfactorio, estilo cinematográfico— elevaron a una categoría estética el sórdido y violento mundo en que estaba inmerso el Perú en la década de los 70’ y 80’; y no les preocupó el ingenuo sambenito de actuar como “mala propaganda para el país”. 

Reflejo de la realidad peruana

Sin embargo, La teta asustada, —filme donde lo estrambótico, lo fantasioso y, en suma, la ficción aparece como una constante—, por gozar de una difusión inusitada para cualquier producción nacional tiene que lidiar con el terrible hecho de ser “representativa” para el Perú. 

Esto último evidencia cómo el trabajo estético, consistente en el acertado uso de todos los recursos técnicos puestos al servicio de la particular interpretación del director, es más eficaz para describir las tensiones y diferencias de la sociedad peruana, mediante el uso de metáforas o hipérboles que permitan magnificar los pintorescos rasgos de nuestra idiosincrasia. 

Es entonces que, debiendo lealtad —únicamente— a nuestro singular y arbitrario criterio, es que podemos construir una obra más verídica y ajustada con la realidad que cualquier adefesio objetivista.

Pero hay que tener en cuenta que este proceso de subjetivización de la realidad solo es admisible mediante la perfección formal, es decir gracias a los detalles que permitan persuadir al espectador. 

La teta asustada, les cambió la vida a Claudia Llosa y Magaly Solier.

Única en su concepción

Hacer perfecta nuestra particular visión es poder compartirla con los demás, esto es universalizarla y hacerla arte. Sobre el particular podemos señalar, como ejemplo, a la ópera prima de Claudia Llosa, Madeinusa (2005), que en boca de diversos críticos —y a pesar de su evidente calidad visual— carecía de verosimilitud y hasta fue considerada como una cinta racista.

No obstante, podemos decir que en Madeinusa, fueron los errores formales en la construcción de los personajes, sobre todo el que representa al viajero capitalino, y las fallas en relación a la consecución de la historia, los que restaron valor artístico a la obra, y por ende verosimilitud con respecto a su enfoque.

La teta asustada, es un ejemplar modelo de dedicación, cuidadoso uso del recurso técnico e intensa búsqueda de una voz, que logre persuadir más allá de lo válido o no de su discurso, y que nos provoque fuertes y felices emociones. 

Es más, a pesar de no estar ensambladas perfectamente, las diferentes historias y anécdotas del film son cautivantes y su interpretación es una de las más cálidas que se han visto en la historia del cine peruano.

FICHA TÉCNICA 

Claudia Llosa: Oberón cinematográfica, Wanda Visión y Vela Producciones. 103 min. 2009.

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