Salud

Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo

La muerte del congresista Hernando Guerra García a finales de septiembre, abrió un debate público sobre la situación del sector salud en el país, que se encuentra aquejado tanto por problemas compartidos con otros países de la región, como por temas específicos de nuestra realidad nacional.

En primer lugar, hay un desfinanciamiento del sector, obviamente esto es estructural, ya que los servicios deben llegar a todos los peruanos, pero una alta informalidad y la renuencia en una parte importante de los trabajadores de dejar el régimen subsidiado, hacen que no haya los aportes suficientes.

Junto a lo anterior, existe un pésimo servicio en las zonas alejadas de los grandes centros urbanos, situación que se evidenció en la posta de la Punta de Bombón.

Para alcanzar mayores coberturas, se necesita sinergias, lo cual termina siendo difícil que ocurra por la división vertical sui géneris entre el Ministerio de Trabajo —EsSalud— (régimen contributivo) y el Ministerio de Salud (régimen subsidiado), compartimentarizando casi de forma hermética, la prestación del servicio en canales exclusivos y excluyentes, esto a pesar de que sea una única entidad —el MEF— la que recauda los recursos de EsSalud y también le gire sus recursos al Ministerio de Salud.

Otro problema es que, así contáramos con los recursos suficientes para contratar el personal que se requiere para atender la demanda existente, el país no cuenta con la cantidad necesaria de profesionales de la salud.

En la actualidad, hay una tasa de 14 médicos por 10 000 habitantes, y según los estándares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) debería ser de 35, si bien el número de programas de medicina ha aumentado, se necesita más para doblar la cifra que tenemos. Así las cosas, se requiere una estrategia integral con voluntad política para atender este intrincado asunto.

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