¡Necesito que lean más!

Julia Widman
Lic. en educación secundaria
Docente UCSP

“Seguro que nunca han leído un libro completo”. “Siempre buscan la sinopsis”. “Copian la información de sus compañeros y la presentan como propia porque no quieren leer”. Más grave aún “no comprenden lo que leen”. Estas y otras expresiones similares, abundan en los diálogos entre profesores y hasta se las decimos a los estudiantes en nuestras clases.

Es obvio que en educación superior se debe enseñar a leer de una manera diferente a la que estaban habituados en el colegio y la mayoría de nuestros estudiantes parece no tener las habilidades necesarias de comprensión lectora en el nivel universitario, sin embargo ¿todavía están a tiempo de ‘reaprender a leer’? y si es así, ¿qué hacemos para motivarlos a engancharse con la lectura académica?

No solo están a tiempo, sino que es indispensable desarrollar con ellos estrategias de lectura que, además de motivarlos, nos ayuden a salir de la rutina haciendo más dinámicas y participativas nuestras sesiones de clase.

Recordemos que la lectura es una actividad cognitiva que abarca diversos niveles de procesamiento; que no exige una actividad neutra o abstracta, sino múltiples, versátiles y dinámicas maneras de acercarse a comprender cada género discursivo, en cada disciplina del saber y en cada comunidad humana. Más aún, es un sistema de representación que se inicia a partir de la relación entre la información que proporciona un texto escrito y los conocimientos previos que el lector posee. Entonces, parece que si el estudiante no tuvo muchos espacios en los que conoció y aprendió lo necesario sobre la lectura académica, será normal que tenga mayor dificultad para procesar y adquirir información más compleja.

En educación superior se debe enseñar a leer de una manera diferente a la que estaban habituados en el colegio.

 En segundo lugar, en la educación superior la lectura (ya sea en papel o medios digitales), es uno de los mecanismos de aprendizaje más importantes para asimilar información y que se produzca el conocimiento. Esto hace además que un estudiante que llegó de una educación secundaria con habilidades lingüísticas básicas de lectura, sea capaz de seguir desarrollando nuevas formas de alfabetización. Uso este término para referirme a que el alumno será capaz de adquirir nuevas formas de discurso propio en la disciplina en que se forma: antes leía para realizar tareas concretas, ahora debería, además, leer para aproximarse a una comunidad disciplinar y aportar en ella.

En la educación superior, la lectura (ya sea en papel o recursos digitales), es uno de los mecanismos de aprendizaje más importantes para asimilar información y que se produzca el conocimiento.

En síntesis, la lectura académica introducirá al alumno en un nuevo status en su campo disciplinar. Si realmente queremos, podemos hacer que nuestros estudiantes se interesen por la lectura académica. El resultado será siempre beneficioso: ellos y nosotros mismos, los profesores, seremos personas más críticas, exploradoras, portadoras de conocimiento, de imaginación, de inspiración, en una palabra, generadores de cultura.

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