Los relojes de Dina

Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo

Todo parece indicar que a la presidenta le hubiera salido mejor seguir los gustos de Piqué en materia de relojes, tal como lo expresaba Shakira. En el escenario de la investigación que ahora Dina enfrenta por posible enriquecimiento ilícito ante el Ministerio Público, lo que sale a relucir es la ausencia de un operador político efectivo, como lo habría sido Alberto Otárola.

También ha sido interesante la forma tan expedita como el Ministerio Público ha comenzado a indagar sobre el caso, otras aguas estarían pasando si todavía estuviera la fiscal Patricia Benavides pero, en este caso, la presidenta no estará tan cómoda. Tampoco está en jaque su permanencia, porque el Congreso no piensa ni negarle la confianza a Gustavo Adrianzén ni menos comenzar un proceso de vacancia contra ella; eso conduciría a los mismos congresistas a un harakiri político, así que por ese lado puede estar tranquila.

No obstante, la presidenta sí está más vulnerable a las presiones de todo tipo que podrían ponerla en un terreno cada vez más difícil con la opinión pública, como por ejemplo, que el gobierno no haya observado la ley que deroga medidas contra la minería ilegal en el país o la pelea que ahora sostiene la PCM contra la Sunedu, por su prohibición de que las universidades puedan impartir programas de pregrado 100 % en línea.

La presidenta tendrá que ver hasta dónde está dispuesta a ceder en la vulnerabilidad que atraviesa, debido a situaciones que ella misma ha generado, como no haber declarado esos relojes. Las presiones no disminuirán y de ninguna forma podrá dejar a todos contentos; requiere con urgencia una estrategia política que le permita oxigenar su mandato y evitar errores de este tipo en el futuro.

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