Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo
La presidenta Dina Boluarte movió ficha y adelantó la convocatoria de elecciones para 2026. ¿Sorpresa? Un poco. Podía haber esperado hasta abril, pero todo indica que tenía prisa, y no precisamente por amor a la democracia, sino más bien por una maniobra de distracción en medio de las investigaciones que la acechan. El resultado: los titulares dejaron de enfocarse en ella y pasaron a los partidos políticos y sus aspirantes presidenciales, lo que resultó ser toda una jugada maestra.
No pasaron ni 48 horas cuando el Ministerio Público, dirigido por Delia Espinoza, abrió una investigación contra dos partidos de derecha por presuntas conductas antidemocráticas. Curiosamente, la misma tesis criminal que sepultó al partido de Antauro Humala (A.N.T.A.U.R.O.). Ahora, en la mira están Fuerza Popular, de Keiko Fujimori, y el recién creado Perú para todos, liderado por el comediante Carlos Álvarez.
Mientras la derecha lidia con estos procesos, la izquierda sonríe. Especialmente Vladimir Cerrón, quien acaba de recibir un salvavidas del Poder Judicial, nada menos que del juez César San Martín, quien lo absolvió en el caso de corrupción por el aeródromo Wanka. Y el Tribunal Constitucional hizo lo propio con el caso La Oroya. Dos piedras menos en su camino hacia la libertad y su postulación de cara a la carrera presidencial de 2026. Solo le queda el escollo de “Los Dinámicos del Centro”, una investigación sobre la presunta financiación ilegal de Perú Libre en 2021, y que implica a la misma presidenta.
Al final, la jugada de Boluarte funcionó a la perfección. Y, para rematar, todo apunta a que en 2026 veremos el mismo menú electoral de siempre. ¿Listos para otro déjà vu?
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