Envejecer nos corresponde a todos

Rossmery Arce Delgado
Docente del Departamento de Psicología de la Universidad Católica San Pablo

Alcanzar la adultez mayor significa haber afrontado las exigencias de la vida año tras año, ya sea porque la vida misma lo exige o por iniciativa propia en el cuidado personal. Esto no es mérito menor y, definitivamente, no es sinónimo de fracaso.

El Día del Adulto Mayor es una ocasión para resaltar el rol que desempeñan estas personas, quienes a través de sus años vividos constituyen una referencia de sabiduría que sólo la vida misma te puede otorgar. Los años de vida son fuente de experiencias sobre las que se cimientan infinitas posibilidades para expresar vivencias y sueños, a través de historias, poemas, canciones, dibujos y más.

Si bien en la adultez mayor el ser humano percibe cambios en todos los niveles, en esta fecha también se busca concientizar a estas personas para que aspiren a un envejecimiento saludable, lo cual se refleja en acciones como la declaración del Decenio del Envejecimiento Saludable 2020-2030, por la Organización Mundial de la Salud.

Es a través del envejecimiento activo y saludable que nos podemos comprometer a hacer de la adultez mayor una etapa de oportunidades.

El envejecimiento activo y saludable va más allá de convertir ese proceso en una experiencia agradable o pasar por una vejez exenta de enfermedades; lo  que se busca, principalmente, es el logro de la experiencia de bienestar. Para conseguir ese objetivo es necesario que, como sociedad, nos comprometamos con la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad y una cultura de la atención integral.

Se estima que, hacia 2037, la proporción de personas mayores sobrepasará a la proporción de menores de 15 años en América Latina. Sobre esto, la Organización Mundial de la Salud ha sido contundente: el ritmo de envejecimiento se está acelerando, más aún en los países en desarrollo como Perú. Este envejecimiento poblacional nos presenta retos para contrarrestar la inequidad de recursos y generar oportunidades para nuestros adultos mayores, por mencionar algunos.

La sobrevaloración de la juventud atenta contra la idea de envejecer con significado, ya que ahonda las brechas entre generaciones. El joven cree que su abuelo o abuela no lo comprenden, olvidando que ellos han experimentado de primera mano los avatares de cada etapa de la vida.

Asimismo, el abuelo se convence de que ya no es útil, que es invisible y se llena de culpa por envejecer. Estrechar lazos entre generaciones permitirá el aporte conjunto entre adultos y jóvenes, así tendremos, por un lado, la comunicación de experiencias desde la sabiduría y por el otro, la apertura del anhelo por afrontar la vida.

Que el Día del Adulto Mayor nos permita tener presente que si deseamos una vida extensa, definitivamente nos corresponderá llegar a ser también ese adulto mayor que, ojalá, estamos logrando valorar con celebraciones como esta.

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