Jorge Pacheco Tejada
Educador y profesor emérito de la Universidad Católica San Pablo
Estamos en el mes de la patria y en pocos días celebraremos el aniversario de la Independencia del Perú.
Preocupa que la atención nacional esté centrada en los vaivenes políticos. Ojalá podamos tener un espacio para reflexionar sobre cómo enseñar a los más jóvenes el sentido patriótico, de manera que estas celebraciones sean un espacio propicio para educar a los políticos del mañana.
¿Cuál puede ser el punto de partida para educar al político del mañana?
Primero: Partir de la convicción de que cada uno de nuestros hijos –de nuestros alumnos– ha sido dotado de gracias especiales para provecho común. Esto implica valorarse, reconocer los dones que tienen y tener un claro sentido de servicio.
Segundo: Educarlos desde pequeños en la virtud de la justicia. Inculcarles constantemente que la justicia es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. La justicia dispone respetar los derechos de cada uno y establece, en las relaciones humanas, la armonía que promueve la equidad respecto a las personas y al bien común.
Tercero: Educarlos para la vida social. Es una exigencia de la propia naturaleza humana que nos impele al intercambio con otros, a la reciprocidad de servicios, al diálogo con los hermanos y compañeros, de esta manera, el niño y el adolescente desarrollan sus capacidades sociales.
Hacerles ver que la naturaleza humana nos predispone a la relación social y que esta relación debemos construirla de manera adecuada, ajena a la violencia; y predispuestos al diálogo, a la reciprocidad, a la actitud de servicio y con claro sentido del deber.
Cuarto: Educarlos en el principio de autoridad. Una sociedad bien ordenada y fecunda requiere gobernantes investidos de legítima autoridad, que defiendan las instituciones y consagren sus desvelos al provecho común del país. La misión de la autoridad consiste en asegurar, en cuanto sea posible, el bien común de la sociedad.
En su formación, inculcarles a los futuros ciudadanos que estén dispuestos a servir a su país como dirigentes políticos.
Quinto: Instruirle respecto a la idea del bien común. El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que el bien común debe entenderse como “el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección”.
Como vemos, el bien común afecta a la vida de todos y exige prudencia a cada ciudadano pero, sobre todo, a aquellos que ejercen autoridad.
Cinco ideas básicas que muy bien podemos empezar a poner en práctica y que serán muy útiles el día de mañana, cuando a nuestros hijos y a nuestros alumnos les toque ejercer la ciudadanía desde algún cargo público, en el que podemos incluir el ejercicio de la política. Hoy, más que nunca, el Perú reclama y requiere buenos políticos. Hombres y mujeres con profundo sentido patriótico. Sembremos hoy, para cosechar mañana.
Discusión sobre el post