Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo
Todo parece indicar que en 2026 tendremos un plebiscito sobre la figura de Alberto Fujimori en las elecciones generales. La presentación del texto sustitutorio (devuelto a comisión), para modificar el proyecto de ley que prohibía que los sentenciados por homicidio calificado puedan ser candidatos en las próximas elecciones —avalado por Fuerza Popular— y la inscripción en el partido naranja de Alberto Fujimori esta semana, mostrarían la intención de que Alberto postule, ya sea como candidato a la presidencia o al senado.
Esta situación polarizará nuevamente las elecciones, como ocurrió en los comicios de 2021. Más aún cuando, en la otra orilla política, la candidatura de Antauro Humala comienza a mostrar capacidad de tracción, al conseguir el apoyo de Juntos por el Perú, aupado a la vez por Perú Libre, en el retorno a la comisión del proyecto anteriormente mencionado, con el cual habría quedado fuera de juego.
El pragmatismo de Dina Boluarte llevó a que la izquierda perdiera las cuotas de poder que tuvo durante el gobierno del sombrero. Adicionalmente, con Vladimir Cerrón prófugo, con Pedro Castillo preso y una Verónika Mendoza que no ha podido cuajar electoralmente, Antauro se presenta como el tótem que puede acabar con la travesía por el desierto, que ha significado por año y medio, el gobierno de Boluarte para la izquierda.
Al final, con 28 partidos habilitados y unos cuantos más en capilla, en las Elecciones Generales de 2026 tendremos lo que el presidente liberal colombiano Alfonso López Michelsen denominó “la operación avispa”. Aunque sean pequeños, los que piquen más fuerte pasan a segunda vuelta, ese es el beneficio de los extremos sobre las tercerías que representan Carlos Añaños o Fernando Cillóniz, lo que demuestra que aún no le llega el turno al centro.
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