La relevancia de las habilidades blandas ante el COVID-19 y para la vida laboral

Liz Bernedo Flores
Especialista en Robótica Educativa de la Universidad Católica San Pablo

Con la pandemia, las herramientas digitales fueron muy explotadas y usadas a nivel mundial. La crisis hizo que el proceso acelerara en poco tiempo y junto a ello, se incrementó la demanda de especialistas en tecnología. Lo que también se ha reafirmado y ampliado, es la necesidad de las organizaciones por reclutar personas que posean un equilibrio entre las habilidades duras y blandas.

Las habilidades duras o hard skills, se refieren al conocimiento académico obtenido en alguna institución de educación superior, como la universidad o los institutos de formación técnica e incluso aquellos aprendizajes que se adquirieron con la práctica y experiencia y las habilidades blandas o soft skills, son las cualidades en el manejo de las relaciones interpersonales.

Antes del COVID-19, la búsqueda de talentos en Latinoamérica consideraba —cada vez más— la importancia de la adaptabilidad, el trabajo en equipo, la comunicación asertiva, la resolución de problemas, creatividad, el liderazgo, entre otras.

La relevancia de las habilidades blandas es tal, que el 75% del éxito laboral depende de ellas, según un estudio de la Universidad de Stanford y la Fundación Carnegie Mello, en 2020 y 2021 (años con pandemia), la adaptación al cambio estuvo entre lo más demandado por las empresas para poder lidiar con la crisis, reportaron UBITS y EdTech Acámica, dos de las capacitadoras corporativas online más importantes de Latinoamérica.

En nuestro país, la última Encuesta de Habilidades al Trabajo (ENHAT), hecha antes de la crisis sanitaria, reveló que las habilidades blandas eran las más carentes y difíciles de encontrar en el reclutamiento de personal y que solo el 25% de las empresas contrataría a alguien solo por sus conocimientos técnicos. Ante esta situación, las organizaciones se ven obligadas a redefinir los puestos de trabajo o a subir los salarios a sus principales colaboradores para cubrir esta necesidad.

Puede resultar fácil hablar de la relevancia de las habilidades blandas, sin embargo, lo más complicado es formarlas, por eso es fundamental capacitar a las personas, no solo en su etapa laboral, sino desde que inician su formación académica superior o incluso antes. Estas competencias son sumamente importantes y valoradas en el trabajo, ya que no pueden ser copiadas fácilmente por la tecnología y junto a los conocimientos técnicos, son un complemento perfecto.

Los jóvenes son muy importantes para el desarrollo de nuestro país. Ellos renuevan la PEA (población económicamente activa). De su nivel y tipo de preparación, dependerá que respondan adecuadamente a las nuevas exigencias laborales del mundo actual y las provocadas por el coronavirus, asimismo que marquen la diferencia como profesionales, pero, sobre todo, como personas.

La mayor demanda de habilidades blandas en el campo laboral, hace evidente algo que ya sabíamos, pero que se ha ido obviando con el tiempo: la educación es un proceso mucho más complejo que solo impartir conocimientos. Hace necesario, entonces, volver la mirada a su misión fundamental que es la de formar a la persona humana en su individualidad y como actor social.

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