Christiaan Lecarnaqué Linares
Desde la cocina de Lune se percibe un olor a pan que hace agua la boca. Carlos Baca Pacheco sale con una bandeja metálica llevando varios mousses en forma de corazones. Coloca el recipiente sobre una mesa y espera las indicaciones del fotógrafo.
Cuando se da la orden, Carlos procede a rociar sobre estos corazones una crema rojiza para obtener un glaseado espejo, una técnica que les brinda un acabado más brilloso y espectacular.
Este ingrediente termina por darle el color característico a los corazones enamorados, que son parte del postre bautizado por Carlos como “Amor eterno”. Estos mousses de baileys, con toques de vainilla y café, se sienten suaves, alicorados y con un dulce exacto.
De eso se trata este emprendimiento de alta pastelería; de experimentar sabores, texturas y presentaciones diferentes. Esta es la esencia de Lune.
La historia de Lune
Lune abrió hace dos años, en un local ubicado en la segunda cuadra de la calle Moral (en la esquina con calle Santa Catalina). En el corazón de una ciudad de tradiciones, Carlos Baca innova y presenta una gama de postres de alta pastelería, preparados con productos orgánicos, muchos de ellos cultivados en Arequipa. Carlos estudió gastronomía en Arequipa, después de terminar el colegio y su especialidad es la repostería. Aprender esta carrera siempre fue una primera opción, gracias a la influencia de su abuela Amparo Baca y Erica Pacheco, su madre.
A partir de los 12 años, ellas lo ayudaron a descubrir esa infinidad de olores y sabores que ofrece la gastronomía. De su mamá aprendió los postres, como las tortas, y de su abuela los platillos tradicionales, como las humitas y empanadas.
Luego, esa vocación cultivada por estas mujeres, lo llevó a viajar por el mundo culinario, a través de libros y programas de cocina de televisión.
Con la vocación cuajada es que se aventura a estudiar gastronomía en Arequipa. Su ánimo por aprender más lo llevó a realizar estudios de posgrado en Chile y España, donde conoció a su héroe, Paco Torreblanca, uno de los maestros pasteleros más reconocidos a nivel mundial.
Tenía la habilidad y el conocimiento, con ello se inclinó hacia la repostería. “Me gusta la precisión en los postres, darles personalidad a través de los detalles y presentación. Impregno mi esencia en los postres”, comentó.
Empezó preparando tortas temáticas y catering, hasta que decidió dar el siguiente paso: emprender con Lune.
Lune hace referencia a la luna, pero en la interpretación de Carlos, significa una luz que ilumina a la pastelería arequipeña hacia una mirada distinta.
EL DATO
Para conocer más de Lune pueden llamar al 955 931 868. Hacen delivery. También cuentan con Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100084736789005 ; Instagram: https://www.instagram.com/lune_alta_pasteleria/ Tik Tok: @lune.alta.pasteleria
Otra mirada al queso helado
Para Carlos no hay límites, la idea es reinterpretar los postres. Un ejemplo de ello es “Ciudad Blanca”, su plato bandera, que vendría a ser una nueva mirada al tradicional queso helado. Este tiene la forma de una flor y lleva coco, vainilla, canela y un relleno de compota de papaya arequipeña.
Este bavaroise (babarua) color blanco, de textura delicada —se siente como la cobertura cremosa de una torta— hace recordar los sabores del postre emblema de Arequipa. Hay que comerlo por el centro para mezclar y apreciar mejor los sabores.
Según recuerda Carlos, “Ciudad Blanca” nació un día antes de abrir Lune y, en la actualidad, es uno de los más requeridos por los clientes. Tan grande fue su convencimiento por lo que había creado, que no lo probó cuando salió a la venta, pero una vez que lo saboreó recién reparó en que era lo que quería preparar.
“Lo que hago es probar los ingredientes en mi cabeza. Luego los preparo”, apuntó.
Pero si hablamos de estas delicias, también hay que mencionar un postre especial llamado “Sancher de tumbo”, semejante a un brownie. Es un bizcocho de muña con una cobertura de chocolate, que lo hace crocante; “aderezado” con una confitura de tumbo y hierba luisa, que combina muy bien con el sabor intenso del chocolate.
No hay postre convencional en Lune. Todo es nuevo, diferente y creativo. En realidad, es una experiencia única que puede retar el paladar del cliente “dulcero”. “Yo creo que no hay límites. Si tú crees que se puede presentar algo con tu propio sello, hazlo”, concluyó Carlos.