Christiaan Lecarnaqué Linares
Es probable que, alguna vez en nuestras vidas, muchos hayamos pensado en emprender, pero parece que esto no depende tanto de nosotros sino de que todas las piezas estén listas para transitar por este complicado camino.
Un error de cálculo, la familia, la pandemia y una inesperada amistad se convirtieron en las primeras piedras de los emprendimientos de cuatro antiguos alumnos, de la carrera profesional de Ingeniería Industrial de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), que terminaron por embarcarlos en los negocios que hoy dirigen.
Bendita pandemia
Para Paola Villegas de Cremdule, la pandemia fue el punto de partida de su negocio. En esa etapa aprendió a hacer helados artesanales y se le ocurrió la idea de llevar los sabores de sus postres favoritos a estas deliciosas cremas.
“Mi postre favorito es el pie de limón y lo convertí en helado. Quedó bien”, recordó. Hoy, es uno de los sabores que vende en Cremdule.
La directora del Departamento de Ingenierías de la Industria y el Ambiente, Xiomara Salazar, recordó que Paola solía vender sus postres en las aulas y ello evidencia que ya tenía una habilidad adquirida, que fue canalizada hacia este innovador emprendimiento.
La familia, un motor
Daniela Paredes también contó que solía vender artefactos eléctricos antes de fundar el Grupo Olazábal. Esa experiencia le permitió apuntalar mejor su marca Grupo Olazábal, encargada de asesorar, vender y distribuir electrodomésticos. Además de llevar gratis los productos vendidos a la puerta de la casa del cliente.
Este emprendimiento también nació en pandemia y con la motivación de sacar adelante a su familia.
Para encaminar su negocio ha viajado por varias provincias del sur del país, lo que le ayudó a consolidar su proyecto.
Una amistad
Luis Cary de Qiwa, una empresa dedicada a vender golosinas saludables, conoció a su socia cuando realizaba sus prácticas preprofesionales en el sector de importaciones. Hasta ese momento, Luis estaba interesado en las bondades medicinales de plantas peruanas, investigadas en su tesis de grado, y su socia ya trabajaba en esa rama. Entonces, cuando ambos se conocieron, esa sociedad llamada Qiwa empezó a tomar forma.
Una anécdota interesante que habla de cómo las oportunidades aparecen en los momentos menos pensados, se dio cuando Luis vendió 500 caramelos de matico (hierba ideal para los males estomacales) durante la pandemia y a un solo cliente en Lima.
Sólo eran 30 botellas
Finalmente, Diego Jalsovec, CEO de Boticario Dry Gin, aspiraba a ejercer como gerente de una gran empresa, y en sus planes no estaba emprender, pero bien dicen que “el hombre propone y Dios dispone”. En su caso, un bendito error de cálculo lo llevó a su emprendimiento.
Contó que fabricó un pisco para su matrimonio, pero en vez de hacer 30 botellas, hizo 300. En su afán por venderlas nació la idea de hacer gin y lo que empezó en pequeño, terminó convirtiéndose en una gran empresa con una marca ya reconocida en Arequipa.
EL DATO
Los cuatro antiguos alumnos de la San Pablo participaron en el conversatorio “De ingeniero a CEO”, desarrollado como parte de Universitas 2024.
Emprender es complicado
Parece que fueron favorecidos por un golpe de suerte, pero en realidad los vientos soplaron a su favor cuando ya tenían una habilidad desarrollada y estaban listos para emprender.
Sin embargo, el camino de estos emprendedores no es tan sencillo como se lee en estas líneas. Tuvieron que sortear diversos obstáculos para alcanzar el éxito y ahora son motivo de inspiración para muchos jóvenes que empiezan a “gatear” hacia su proyecto de vida laboral.
Daniela Paredes fue franca y dijo que cuando uno emprende, pasa de ser empleado a autoempleado y hacer todo tipo de tareas.
“Hacemos hasta la limpieza del negocio”, dijo. Pero al final se siente bien hacerlo, porque todo su trabajo queda para ella.
Entre esos obstáculos superados aparecen la Sunat o la falta de capital. Paola, por ejemplo, recordó que cuando empezó lo hacía en la cocina de su casa. Pero cuando el negocio empezó a crecer, este espacio le quedó chico, y en ese momento intervino la familia, otro factor fundamental que juega a favor de los emprendedores.
Le cedieron el tercer piso y la ayudaron con algunos equipos como una congeladora para continuar con Cremdule.
Sin miedo al éxito
Luis Cary fue corto y directo en su consejo: “Sin miedo y sin vergüenza”. A lo que Diego Jalsovec agregó. “Tienen que aprender a vender. Nadie nace vendiendo, eso se aprende”.
Otra recomendación importante es aprender de finanzas, contabilidad y marketing, que son habilidades que ayudarán a dirigir mejor el emprendimiento.
Diego Jalsovec también recomendó tener clara la visión del negocio y aprender a gestionar los tiempos. “Muchos negocios no salen adelante, porque no se fijan en lo que quiere el cliente”, indicó.
Con estas recetas de éxito podemos alcanzar mayor perspectiva de cómo emprender y no morir en el intento.
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