¿Qué volcanes custodian la ciudad de Tacna?

Desde las playas tacneñas se pueden observar tres imponentes volcanes, dos de ellos (Tacora y Chupiquiña) en territorio chileno. Todos forman parte de la cordillera del Barroso, que se extiende desde el norte de Chile hasta la región de Moquegua.

Los volcanes Tacora, Chupiquiña y Barroso se pueden observar desde algún edificio alto de la ciudad de Tacna. Los dos primeros están en territorio chileno y el último en Perú. (Foto: Christian Riveros)

Liz Ferrer Rivera

Con la llegada de la primavera y los días de cielo despejado, el horizonte tacneño ofrece una bella vista al noreste: tres montañas blancas que desde el ande parecen vigilar la ciudad. Se trata de los volcanes inactivos Barroso, Tacora y Chupiquiña. Estos macizos están a más de 5000 metros sobre el nivel del mar y su altura permite que sean vistos desde la ciudad costera.

El investigador Christian Riveros Arteaga sostiene que, tanto los tacneños como los visitantes, suelen pasar por alto la presencia de estos “gigantes blancos”, ignorando sus nombres y las historias de los que han custodiado el valle tacneño desde tiempos inmemoriales.

Los tres volcanes pertenecen a la cordillera del Barroso, en la Zona Volcánica Central de los Andes, una franja de intensa actividad geológica que abarca Argentina, Chile, Bolivia y Perú. Con una longitud de 110 kilómetros, la cadena se inicia en el volcán Tacora, en territorio chileno, recorre el ande tacneño y termina en Moquegua.

Riveros explica que el Tacora (5980 msnm) es el más alto y su cumbre nevada es la que se alza con mayor majestad en el horizonte. Le sigue el Chupiquiña (5784 msnm), también en territorio chileno, que tiene la forma de un cono que perdió la punta. Algunas leyendas señalan que su forma inspiró los techos de mojinete de las antiguas casas tacneñas.

Por último, está el Barroso (5741 msnm), que da nombre a toda la cordillera. Tiene cinco picos o cumbres, y es el único ubicado en tierras peruanas. Riveros comenta que desde la desembocadura del río Sama (en la costa tacneña) es posible pararse sobre la arena y, con el mar a sus espaldas, contemplar la blanca estela de la cordillera del Barroso.

“Este fenómeno, donde el desierto costero, el océano Pacífico y las cumbres nevadas se funden en una sola imagen, es tan poco común que para encontrar algo similar tendríamos que viajar a los fiordos de Noruega o Nueva Zelanda. Es un privilegio natural que posiciona a Tacna de manera única en el mundo”, argumenta Riveros.

El Instituto Geofísico del Perú realiza el monitoreo y evaluación de estos volcanes de forma permanente. (Foto: IGP)

Volcanes viejos

Marco Rivera Porras, director del Observatorio Vulcanológico del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico en el sur, explica que los volcanes Tacora, Chupiquiña y Barroso alguna vez estuvieron activos, pero es probable que eso haya ocurrido hace 500 mil o dos millones de años.

Por esos antecedentes se les denomina volcanes viejos en el mundo de la vulcanología. Las posibilidades de que se reactiven son mínimas; aun así su institución realiza un monitoreo permanente del Barroso y una vigilancia sísmica constante.

La forma actual del Chupiquiña es evidencia de su pasado eruptivo; una de esas erupciones provocó el derrumbe de su sector oriental, formando la silueta que actualmente tiene. Además, reconoce que la presencia de metales pesados en el agua proveniente del ande tacneño tiene relación con la contaminación natural causada por las rocas de esos volcanes.

Sin embargo, estos volcanes también muestran otro rostro: el del atractivo turístico. Gracias a ellos existen fuentes geotermales como los géiseres que erupcionan periódicamente y expulsan agua caliente. Los géiseres a menudo se forman debido a la actividad volcánica que calienta las aguas subterráneas.

EL DATO

Tacna también tiene cuatro volcanes activos en toda la región: Casiri-Paucarani, Purupuruni, Tutupaca y Yucamani.

Los volcanes son los destinos preferidos para caminatas o escaladas. Rivera explica que durante el trabajo de campo en el distrito de Palca (donde se ubica el Barroso), observaron que no existen muchas vías de acceso hacia estas cumbres, por lo que el turismo de aventura aún es un concepto poco difundido en la zona.

Por su parte, Riveros Arteaga sostiene que la vista de los volcanes debería ser un motivo de orgullo y revalorización para Tacna.

“Es un patrimonio natural e histórico que nos conecta con el pasado prehispánico y nos proyecta hacia un futuro de turismo de aventura y conservación. La próxima vez que caminemos por las calles de la Ciudad Heroica, levantemos la mirada. Allí estarán los volcanes, esperando ser reconocidos, admirados y, sobre todo, protegidos para las generaciones futuras”, concluye.

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