Juan Pablo Olivares
Aquí, los días transcurren entre consultorios, pasillos, salas de emergencia y ambulancias. Los pacientes atraviesan los diferentes ambientes. Quienes tienen cita esperan su turno, otros buscan una consulta adicional. Un joven le sostiene la cabeza a una señora y le susurra algo al oído, ella espera por su quimioterapia.
Así pasan las horas en el Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas del Sur (Iren Sur), que atiende a los pacientes oncológicos no solo de Arequipa, sino también de las regiones de Cusco, Puno, Ica e, incluso, de Madre de Dios.
A la sala de emergencia llegan, en promedio, 25 pacientes al día. Durante la pandemia del covid-19 se amplió esa área y ahora cuenta con emergencia 1 y 2. Pasó de tener solo 6 camas y unos cuantos sillones acondicionados a 12 camas. Sin embargo, necesitan ampliar aún más el servicio.
Si bien no todos los casos que recibe son emergencias de tipo 1 (situación que implica un riesgo inminente de muerte), la mayoría necesita ser hospitalizado y estar en observación.
Los pacientes son niños, adolescentes, adultos y adultos mayores. La mayoría pertenece al Sistema Integral de Salud (SIS) o no puede pagar un seguro (oncológico) privado. Aquí, una historia es más dramática que otra.
Una luz de esperanza
Teresa llegó al Iren Sur a inicios de año por un dolor en el pecho y la espalda, apenas podía caminar. Ella pensaba que se trataba de un problema del corazón. Además, su cuerpo, debilitado por el dolor, había perdido peso.
Le diagnosticaron un tumor sarcoma fusocelular, un cáncer que se origina en los tejidos blancos del cuerpo. En su caso, comprometió el tórax.
“Fue una noticia que me afectó mucho. Al inicio no lo creía, no aceptaba que tenía cáncer. Luego lo fui aceptando y ahora me someto a quimioterapias. Los médicos dicen que son 6 quimioterapias, voy en la quinta”, confiesa con un tono de alivio.
El tratamiento no es sencillo de llevar debido a los efectos secundarios. A Teresa le provocó infección urinaria y una parálisis facial, pero eso no es lo más doloroso y difícil. Lo que le genera mucho más dolor y tristeza es salir de casa y dejar a sus tres hijas, de 16, 8 y 6 años de edad.
Teresa nació en Cusco y tiene 33 años. Muy pequeña se mudó a Camaná, donde llegó a trabajar como empleada del hogar. No cuenta con ningún familiar en Arequipa, casi siempre viaja sola en bus, aunque algunas veces la acompaña su hija mayor. Por falta de dinero, intenta llegar el mismo día de su cita (quimioterapia) para no pagar hospedaje. Además, no desayuna, solo almuerza y a veces cena.
“Sueño con curarme y que el doctor me diga que ya no tengo nada. Quiero ver a mis hijas crecer, tengo miedo de morir, pero rezo todos los días para que acabe esta pesadilla”, nos cuenta con nostalgia.
Nuevo hospital
En la actualidad, el Iren Sur atiende un promedio de 180 pacientes diarios. Debido a la creciente demanda funciona con limitaciones de espacio, equipamiento e infraestructura. Por ello, desde hace un tiempo se lleva a cabo el proyecto de construcción de una infraestructura de contingencia y, posteriormente, se edificará un hospital definitivo que beneficiaría a más de 9 millones de ciudadanos de la macrorregión sur.
Según Eliana Vera Salazar, gerente del Iren Sur, esta obra –que se construirá en un área de 8 mil m2– estará a cargo de la Autoridad Nacional de Infraestructura (Anin), permitirá instalar equipos de alta tecnología y optimizar los diferentes servicios oncológicos.
“Lo único que no se va a trasladar es el área de radioterapia, porque es un área especial que está protegida con plomo. Es como un bunker y trasladarla sería un riesgo por la radiación que emite”, explicó.
Mientras tanto, debido a la falta de presupuesto, se construyeron ambientes con material drywall. Vera Salazar explicó que se vieron obligados a hacerlo porque carecen de espacio y equipamiento. “Tenemos un problema con lo que es el resguardo de historias clínicas, ya que es importante por un tema legal”, contó.
EL DATO
En el país solo existen 27 oncólogos pediatras, 25 están en Lima, uno en La Libertad y otro en Arequipa. Esta desigualdad, sumada a la escasez o mal estado de los equipos y a la falta de recursos, agrava el riesgo que representa el cáncer infantil.
Falta de médicos y áreas especializadas
La gerente aseguró que solicitaron la ampliación de áreas y renovación de equipos; sin embargo, por falta de presupuesto no se ha concretado.
En esa línea, el médico oncólogo y director de la Escuela de Medicina Humana de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), Óscar Carnero, sostuvo que, para optimizar la atención oncológica, el primer paso debe ser la instalación –en los diferentes hospitales del país– de unidades onco-hematológicas con médicos especialistas.
“En lo que se refiere a los hospitales del Ministerio de Salud, solo el Honorio Delgado Espinoza cuenta con un área de hematología pediátrica, pero es manejada por hematólogos clínicos no especializados”, sostuvo.
De otro lado, en cuanto a la falta de especialistas, Eliana Vera Salazar admitió que hay brechas importantes. A pesar de contar con más de 35 médicos, necesitan más personal debido al incremento de pacientes provenientes de otras regiones.
En ese sentido, refirió que, en el caso de los adultos, las patologías que se presentan son múltiples, y las más recurrentes son el cáncer de mama, colon, próstata, cuello uterino y gástrico. En el área de cirugía, registran mayor demanda la cirugía abdominal y ginecológica.
El cáncer es una de las principales causas de muerte en el Perú y su atención es una deficiencia reiterada que lo convierte en un problema de salud pública.