Deysi Pari
Más de 2500 mineros artesanales de Cusco fueron depurados del Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo). El gerente de Energía y Minas de esta región, Merciano Basilio Peláez, informó que en este padrón estaban inscritos 3885 mineros.
El Ministerio de Energía y Minas los excluyó, pues llevaban más de 4 años con el registro suspendido y no presentaron documentos para pasar a la formalidad.
Este hecho y la emisión del Decreto Supremo 012-2025, que ratifica el cierre del proceso de formalización en diciembre de este año, desataron el rechazo de miles de mineros, sobre todo de la provincia cusqueña de Chumbivilcas.
Ellos iniciaron las protestas desde fines de junio, incluso antes que los mineros informales de Arequipa. “Exigimos que aprueben la ley MAPE, que no la retrasen más. No queremos ser criminalizados”, sostuvo uno de los dirigentes durante las protestas.
Como parte de su paralización, mantuvieron bloqueos en el corredor minero del sur, por donde pasan los vehículos que transportan el mineral que extraen las grandes minas asentadas en Cusco y Apurímac, como Las Bambas, Hudbay y Antapaccay.
Pero, finalmente, al igual que en Arequipa y el resto del país, dieron una tregua para iniciar conversaciones con el Ejecutivo. Aunque en algunos puntos como Livitaca, en Espinar, persisten los bloqueos.
Gerencia quiere seguir con proceso de formalización
El gerente de Energía y Minas de Cusco, Merciano Basilio Peláez, explicó a Encuentro que la propuesta es que el Gobierno emita un decreto de urgencia para que se deje sin efecto la Ley 32213. Con ella, el Ejecutivo transfirió las competencias de formalización al Ministerio de Energía y Minas. Antes, el proceso estaba en manos de las regiones. Según Basilio, hasta diciembre podrían formalizar a todos los mineros que se encuentran incursos en este procedimiento.
Sin embargo, la cantidad de extractores artesanales que figuran en los registros refleja que será difícil alcanzar el objetivo de regularizarlos a todos. Los mineros que protestaron en el distrito de Capacmarca, en la provincia de Chumbivilcas, argumentan que si el Gobierno cierra el proceso en diciembre, dejarían en la ilegalidad a más de 20 000 extractores artesanales solo en la provincia chumbivilcana.
Auge de la minería artesanal en Chumbivilcas
Choccoyo, una localidad en las alturas del distrito de Colquemarca, provincia de Chumbivilcas, es una zona con fuerte presencia de mineros artesanales, quienes fundamentalmente se dedican a la extracción de oro.
Después de la pandemia, la actividad minera aumentó considerablemente, sobre todo en Colquemarca y Santo Tomás. Este fenómeno ha sido objeto de estudio y análisis.
Erbert Cárdenas Farfán, investigador y uno de los autores del estudio “Minería artesanal y de pequeña escala en Cusco y Apurímac” de Propuesta Ciudadana, contó a Encuentro que, cuando la pandemia del coronavirus golpeó al mundo y se impusieron las medidas de restricción, muchos regresaron a sus comunidades o ciudades natales. Los “retornantes” fueron, sobre todo, jóvenes que trabajaban en Secocha y Chala (Arequipa), en los socavones de la minería informal.
“Ellos vuelven a sus lugares de origen y se ven en esa realidad. Piden a las comunidades sus tierras, se reinsertan y muchos traen como experiencia la minería. Como saben el contexto del corredor minero, emprenden en este rubro”, relató Cárdenas.
Los buenos resultados económicos que obtuvieron por esta actividad, hicieron que la cantidad de mineros se multiplique con sus propias características: minería en socavón y a tajo abierto. Sin embargo, muchos de ellos no solo lo hacen a pico y carretilla, sino que ya emplean maquinaria pesada.
Para el estudio, desarrollaron investigaciones en la comunidad de Cancahuani (distrito de Ccapacmarca) y Choccoyo (Colquemarca).
Cárdenas señala que en Choccoyo ya se utiliza la maquinaria pesada y han comenzado a hacer tajos abiertos para la extracción del oro. Una vez extraído, el mineral se lava y procesa con mercurio y pasa a la comercialización.
De acuerdo al estudio, la comercialización del oro se da en dos modalidades: una vinculada al mercado formal y otra al informal. La más utilizada es esta última, donde la venta del oro se hace sin ningún documento de por medio. “Nosotros vendemos el oro a los comerciantes. En Colquemarca, hay varios que lo compran sin ningún documento, sin boleta, sin factura; simplemente vendes, recibes tu plata y chau. ¿Cómo harán ellos? No sabemos”, contó un minero a los investigadores que realizaban el estudio.
Así, se han ido creando mercados locales para la comercialización del oro. El estudio señala que estos centros de compra y venta cotizan los metales al precio del mercado internacional.
Los mineros que explotan cobre, acopian la cantidad necesaria y en camiones especiales despachan el mineral hacia plantas procesadoras ubicadas en Chala (Arequipa) y Nazca (Ica).
Trabas en la formalización
Cárdenas sostiene que la gran mayoría de mineros de la zona no estaba en el Reinfo, un pequeño porcentaje sí. Quienes no estaban en el registro, argumentaron que no iniciaron el proceso por las trabas burocráticas y por la distancia desde Chumbivilcas hasta la ciudad del Cusco. “Quienes ven la actividad minera artesanal son las direcciones regionales de Energía y Minas. No hay personal suficiente, no hay capacidad de respuesta y no se acercan a la población. Hay temas de corrupción, los requisitos son muchos y como no hay acompañamiento, termina por ganar la informalidad”, explicó.
Merciano Basilio señala que un 90 % de los pequeños mineros en Cusco se dedica a la extracción de cobre, el resto extrae oro y otros metales en menor cantidad. Agrega que si no se formalizan es por los contratos de explotación entre los mineros artesanales y los titulares de las concesiones.
Basilio explica que los casos se dan de la siguiente forma: hay comuneros que son propietarios de sus terrenos en Choccoyo, pero una persona natural u empresa ha obtenido la concesión de varias cuadrículas para actividad minera que comprometen esa propiedad. Los comuneros que están trabajando sobre esos terrenos se topan con la realidad de que, como el área tiene una concesión minera con derechos respecto al subsuelo, para formalizarse necesitan establecer un contrato de explotación con el titular de la concesión. Es en ese punto donde no hay acuerdos y la formalización se entrampa.
Durante su protesta, los mineros chumbivilcanos hicieron referencia a esta traba en el proceso e, incluso, exigen que haya una reforma minera.
Su sustento es que los gobiernos, a lo largo de los años, han otorgado 38 mil concesiones, pero solo 2 % están en actividad minera. Por lo tanto, piden que el mismo Gobierno haga la reversión de esas concesiones y que ellos puedan concursar por su permiso de explotación.
“Queremos ser formales, cada zona tiene su propia realidad”, dicen los mineros.
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