Germán Chávez Contreras
Profesor principal del Departamento de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Católica San Pablo
Durante los últimos meses se tomaron decisiones que complican la situación del sistema previsional de los trabajadores formales del país. El populismo de los políticos y la necesidad de la clase trabajadora han podido más que la previsión, la prudencia y la tranquilidad que deben tener las personas cuando se acercan a la edad de jubilación, que en Perú es a los 65 años (D.L. 19990 y edad por ley en el sistema privado de pensiones-AFP).
Si hacemos un poco de historia, en 1973 se creó el Sistema Nacional de Pensiones (D.L. 19990, vigente) que unifica principalmente dos sistemas de pensiones ya existentes hasta entonces: la Caja Nacional del Seguro Social (exobrero) y el Seguro Social del Empleado. En tanto que en 1974, se crea el sistema selectivo de pensiones de cédula viva (Ley 20530) para los funcionarios y trabajadores públicos de los sectores de educación, justicia, administración pública y salud. Este sistema era muy oneroso, pues garantizaba una pensión igual al último sueldo percibido por el trabajador y con los incrementos que pudiera recibir a futuro un servidor activo. Este sistema duró 30 años y, al quedar en la insolvencia total, dejó de recibir nuevos afiliados a partir de 2004.
Ya para el año 1992, con el D.L 25897, se crea el Sistema Privado de Pensiones (también vigente), gestionado por las administradoras de fondos de pensiones (AFP). Este sistema crea un fondo privado para cada afiliado, quien construye su futura pensión de acuerdo a sus aportes mensuales y a la modalidad de pensión que escoja (ultraconservador, conservador, balanceado o de crecimiento). Es así que la pensión en este sistema dependerá de los aportes del afiliado, la rentabilidad que logre la AFP y su expectativa de vida (la SBS aprobó para el cálculo de pensiones AFP, las tablas de mortalidad denominadas SPP‑S‑2017 para afiliados sanos. Según estas tablas, una persona sana, con 65 años en el año base 2017, tiene una esperanza de vida promedio de 87.5 años si es hombre y 90.8 años si es mujer).
Todo marchaba sin inconvenientes hasta que la pandemia de los años 2020-2021, motivó la autorización para el primer retiro parcial del fondo acumulado por los afiliados a las AFP; hecho que, hasta el presente año, se ha dado en ocho oportunidades, afectando gravemente al sistema privado de pensiones y dejando desprotegidos a muchos trabajadores formales que se aproximan a la edad de jubilación.
Hasta el séptimo retiro (2022), se habían entregado cerca de S/ 100 mil millones; y aunque, según datos del BCRP, las AFP aún cuentan con S/ 200 mil millones de fondo, el sistema ha quedado debilitado en su capacidad de generar mayor rentabilidad para los que se quedan. Además, se ha perdido la confianza, ya que, al haberse politizado los retiros, en un futuro cercano el sistema podría entrar en serias dificultades y quedar totalmente desmantelado.
Por lo general, los retiros se han convertido en gasto corriente de las familias y, en el mejor de los casos, han terminado como ahorros en el sistema financiero bancario y no bancario, con tasas de interés por debajo de la inflación. Por donde se vea, no fue buena la decisión de hacer efectivos los retiros aprobados por el Congreso y respaldados por el Gobierno, pues las AFP están en la capacidad de lograr retornos superiores a la tasa inflacionaria, incluso en el fondo más conservador.
La rentabilidad promedio anual del fondo privado de pensiones ha sido del 9 %, cifra que no se puede conseguir en el sistema financiero bancario, a menos que se acepte un mayor grado de riesgo propio de “notas estructuradas” u otras opciones de inversión de alto riesgo, como las del mercado de valores.
Otras opciones para los afiliados que retiraron parcial o totalmente su fondo son los depósitos a plazo fijo, los fondos mutuos en los diferentes niveles de riesgo, las ETF o fondos de inversión en canastas de acciones, bonos, commodities, y los seguros de renta vitalicia que ofrecen seguridad financiera y la posibilidad de planificar con aceptable estabilidad el futuro.
En lo personal, no recomiendo el mercado de valores como opción de inversión para los fondos previsionales, debido a su gran volatilidad y a muchos factores que no son controlables por el inversionista, como los conflictos propios de la geopolítica a nivel mundial y las políticas arbitrarias de nuestros principales socios comerciales.
Finalmente, sugiero que, si el afiliado vive alquilado invierta en una vivienda, lo que le permitirá capitalizar sus ahorros y evitar el gasto en alquiler que suele ser un monto importante dentro de la canasta del consumidor. También es una buena opción reducir la deuda de largo plazo (créditos hipotecarios), logrando un mayor ingreso disponible para los años venideros.












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