Texto y fotos: Heiner Aparicio Ojeda
Tambo de Bronce. Probablemente fue el primer tambo que existió en Arequipa. Data de 1680 y tiene una fachada en la que destaca la Cruz como uno de los vestigios más antiguos.
Al ingreso de este lugar se puede apreciar una impresionante bóveda de ladrillos, soportada por muros de sillar.
Tambo Matadero. Denominado así porque en este lugar existía el camal de la ciudad. Hoy, la belleza de su callejón junto a los balcones adornan el lugar.
El tambo Matadero aún alberga a varias familias. Tiene dos ingresos, por el puente Bolognesi y la avenida La Marina.
En este tambo se puede observar la combinación de las construcciones antiguas con las modernas.
Tambo La Cabezona. El nombre se desprende del apodo que tenía la propietaria, doña María Bellido.
La Cabezona fue restaurada en 2010. Para mantener su estructura tuvieron que intervenir algunas zonas.
Lo que caracteriza a todos los tambos es la celebración de la Santísima Cruz, por ello en cada patio se puede apreciar este símbolo católico.
En el tambo La Cabezona llegaron a vivir unas 300 personas en la época más habitada. Hoy, aún quedan algunos rastros de las tiendas que allí funcionaron.
Los tambos tuvieron varios usos, como lugar de descanso del viajero, zona de comercialización, depósito y para brindar mantenimiento del transporte.
Hoy, son escasas las familias que viven en los tambos. Por eso es importante mantenerlos “vivos”, no sólo por su riqueza arquitectónica sino para recordar cómo se vivía en la Arequipa de antaño.
Discusión sobre el post