La fe de los hijos del Colca

Cada año, la plaza de Chivay se adorna con altares para recibir a la Virgen de La Inmaculada Concepción al ritmo del wititi.

Texto y fotos: Heiner Aparicio Ojeda

Doña Grimalda Huaracha lleva más de 25 años armando y confeccionando los arcos para la festividad de la Virgen de la Inmaculada Concepción en Chivay.
El 7 de diciembre, en las vísperas de la festividad, los arreglos llevados por los pobladores desfilan por las calles de Chivay.
Cada familia que se comprometió con algún adorno para los altares afina todos los detalles para venerar a la Virgen.
Los altares están casi listos. Urinsaya es una de las tres parcialidades en que se divide Chivay para que cada una presente su altar.
En las esquinas de la plaza principal de Chivay, se arma un altar que representa a cada una de las parcialidades: Urinsaya, Hanasaya y Ccapa, para adornar el recorrido de la procesión.
En la elaboración de cada altar, los feligreses brindan lo mejor de sí para expresar su devoción a la patrona.
La parcialidad Hanasaya prepara su altar con el fondo característico de las banderas del Perú, para luego adornarlo con charolas que simulan un tributo hecho en plata.
La fe de la población se observa en cada detalle de la ofrenda religiosa. En este caso, una mujer coloca una muñeca con traje típico para adornar el arco.
Una estampa clásica en esta fecha de adoración a la Inmaculada Concepción: una pobladora con el fondo del altar de la parcialidad de Ccapa.
La Virgen de la Inmaculada Concepción es arreglada con esmero antes de iniciar las misas y procesiones por su día.
Uno de los mayordomos, Noé Aragón y su esposa Celia Quicaño son los encargados de presidir la festividad. En sus casas preparan comida para todos los invitados.
El 8 de diciembre, día central de la festividad religiosa, la Virgen es llevada en hombros desde el palacio municipal hasta la plaza para la misa de fiesta.
La gente acompaña a la Virgen con fe. En cada oración pide, sobre todo, que llueva para tener sus cosechas.
Ya en su altar, los parroquianos se arrodillan ante la imagen religiosa para venerarla y suplicarle por algunos favores.
En el inicio de la procesión central, algunos pobladores ataviados con trajes de la danza del wititi se aprestan a pasear la efigie sagrada en hombros.
En el culmen de la procesión, la Virgen pasa por cada uno de los arcos que fueron preparados con días de anticipación para adornar su paso.
Al ritmo del wititi, la Virgen de La Inmaculada Concepción culmina la procesión del día fiesta.
Salir de la versión móvil